CÚCUTA (Colombia), 21 feb.- La ciudad colombiana de Cúcuta, ubicada en la frontera con Venezuela, enfrenta una grave crisis de violencia debido a la creciente presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los enfrentamientos entre grupos armados ilegales. En las últimas horas, ataques dinamiteros y asaltos a puestos policiales han sembrado el terror en la región, dejando heridos y profundizando la sensación de inseguridad entre la población.
Ataques que Sacuden la Frontera
En la noche del jueves, desconocidos detonaron explosivos en el peaje de Villa del Rosario, ubicado en la autopista internacional que conecta Cúcuta con la ciudad venezolana de San Antonio del Táchira. Este ataque dejó cinco personas heridas y causó graves daños materiales. Además, tres puestos policiales fueron blanco de ataques coordinados en Cúcuta, generando “zozobra y dificultades” para los habitantes, según declaró el gobernador de Norte de Santander, William Villamizar.
Aunque las autoridades no han confirmado oficialmente la responsabilidad de los ataques, todas las sospechas apuntan al ELN, que desde hace un mes ha intensificado su ofensiva contra el Frente 33 de las disidencias de las FARC en la región del Catatumbo, una zona estratégica para el narcotráfico. Este conflicto ha dejado al menos 63 muertos y ha desplazado a cerca de 85.000 personas, muchas de las cuales han buscado refugio en el área metropolitana de Cúcuta.
El Impacto del Conflicto en Cúcuta
La violencia en el Catatumbo ha tenido un efecto devastador en Cúcuta, que históricamente ha sido una de las ciudades más afectadas por el conflicto armado en Colombia. Según Wilfredo Cañizares, director de la ONG Fundación Progresar, la crisis humanitaria en el Catatumbo ha desbordado hacia el área metropolitana de Cúcuta, que ha recibido a miles de desplazados.
“Todos teníamos la preocupación de ver en qué momento esa guerra rural que se desarrolla en el Catatumbo iba a explotar también en el área metropolitana”, explicó Cañizares. Para él, los ataques recientes son parte de una estrategia del ELN para demostrar su capacidad desestabilizadora tras la suspensión de los diálogos de paz con el gobierno nacional en enero pasado.
El ELN, que lleva décadas operando en la región fronteriza, ha fortalecido sus estructuras urbanas en Cúcuta y sus alrededores. Incluso, el gobierno colombiano ha denunciado la existencia de campamentos guerrilleros en territorio venezolano, lo que llevó a ambos países a anunciar una colaboración militar para combatir al grupo armado.
Una Ciudad Bajo Amenaza
El director de Fundación Progresar advirtió que el ELN tiene una influencia significativa en sectores específicos de Cúcuta, donde su capacidad para llevar a cabo acciones violentas es notable. Esto plantea serias preocupaciones sobre la seguridad y estabilidad de la ciudad, especialmente en momentos de escalada de violencia.
Además del ELN, Cúcuta también enfrenta una ola de criminalidad atribuida a bandas dedicadas al narcotráfico y la extorsión. Esta situación ha generado críticas al gobierno nacional, acusado de no prestar suficiente atención a la crisis de seguridad en Norte de Santander.
Críticas al Gobierno Nacional
El senador Edgar Díaz Contreras, del partido Cambio Radical, criticó duramente la respuesta del gobierno frente a la crisis. En su cuenta de X (antes Twitter), aseguró que los consejos de seguridad y puestos de mando unificados implementados por el gobierno solo han servido para evidenciar la falta de acción real.
“La escalada terrorista (…) en Cúcuta y Villa del Rosario deja en evidencia la desidia con que este Gobierno atiende la crisis de seguridad del departamento”, escribió Díaz. “El terror, zozobra y angustia son lo que ha vivido Cúcuta y su área metropolitana; ya no sólo es el Catatumbo y no pasa nada. Más acciones y menos consejos de seguridad”.
Medidas de Emergencia
Ante el temor de nuevos ataques, las autoridades ordenaron un toque de queda en Cúcuta que estuvo vigente desde las 7:00 p.m. del jueves hasta las 6:00 a.m. de este viernes. Además, se suspendieron las clases en colegios de Cúcuta, su área metropolitana y la región del Catatumbo como medida preventiva.
El alcalde de Cúcuta, Jorge Acevedo, aseguró que no permitirá que ningún grupo armado ilegal tome control de la ciudad. “Desde hoy, Cúcuta será blindada para garantizar la seguridad de los habitantes”, afirmó.
Un Futuro Incierto
La situación en Cúcuta refleja los enormes desafíos que enfrenta Colombia en su lucha contra los grupos armados ilegales. Mientras el gobierno intenta equilibrar la seguridad con los esfuerzos de paz, la población civil sigue pagando el precio de la violencia.
La presencia del ELN en la región fronteriza, junto con la disputa por el control del narcotráfico, complica aún más la resolución del conflicto. Sin una estrategia integral que aborde tanto la seguridad como las causas estructurales de la violencia, es probable que la crisis en Cúcuta y Norte de Santander continúe escalando, dejando a miles de personas atrapadas en medio del fuego cruzado.
Conclusión: Un Llamado Urgente a la Acción
La crisis en Cúcuta es un recordatorio de la fragilidad de la paz en Colombia y de la necesidad de una respuesta coordinada y efectiva por parte del gobierno nacional. Las comunidades afectadas exigen medidas concretas para proteger sus vidas y recuperar la tranquilidad. Sin embargo, mientras los grupos armados sigan operando con impunidad, la esperanza de una solución duradera parece cada vez más lejana.