Nueva York, EE.UU., 2 febrero (EFE). El presidente de EE.UU., Donald Trump, firmó este sábado tres órdenes ejecutivas que imponen aranceles del 25% a productos importados de Canadá y México, así como un 10% a los provenientes de China. La medida, que entrará en vigor el martes 4 de febrero a las 00:01 hora de Washington (05:01 GMT), ha provocado una rápida reacción de los países afectados.

El argumento de la Casa Blanca para justificar los aranceles es la supuesta implicación de estos países en el tráfico de fentanilo y otras drogas hacia EE.UU., lo que, según el gobierno, representa una amenaza para la seguridad nacional. Además, las órdenes ejecutivas incluyen una advertencia contra posibles represalias, con la amenaza de incrementar aún más los aranceles si los países afectados responden con medidas similares.

México rechaza acusaciones y anuncia represalias

En México, la decisión de Trump fue recibida con indignación, especialmente por la afirmación de que el gobierno mexicano mantiene una “alianza intolerable con el narcotráfico”. La presidenta Claudia Sheinbaum rechazó enérgicamente la acusación y calificó de “calumnia” las declaraciones de la Casa Blanca.

“Rechazamos categóricamente la calumnia que hace la Casa Blanca al Gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales, así como cualquier intención injerencista en nuestro territorio”, escribió Sheinbaum en su cuenta de X.

Además, anunció que México aplicará “medidas arancelarias y no arancelarias en defensa de los intereses nacionales”, una estrategia que ha denominado “Plan B” y que será implementada por el secretario de Economía en los próximos días. La medida es de especial relevancia, considerando que en 2023 las exportaciones mexicanas a EE.UU. representaron cerca del 30% del PIB del país, según el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO).

Canadá advierte sobre posible recesión

El gobierno de Canadá también reaccionó con rapidez. El primer ministro Justin Trudeau anunció represalias inmediatas, imponiendo aranceles del 25% sobre productos estadounidenses equivalentes a 155.000 millones de dólares en comercio bilateral.

“A partir del martes, gravaremos 30.000 millones de dólares en importaciones estadounidenses y, en 21 días, se aplicarán tarifas a otros 121.000 millones de dólares de comercio para permitir que las compañías canadienses busquen alternativas”, explicó Trudeau.

El gobierno canadiense considera esta acción de Trump una “declaración de guerra comercial” y los analistas advierten que, si los aranceles se mantienen, Canadá podría entrar en recesión en los próximos seis meses. Trudeau y Sheinbaum sostuvieron una conversación este sábado para coordinar una estrategia conjunta frente a la crisis.

China responde con advertencias y prepara demanda ante la OMC

Desde Pekín, el gobierno chino aseguró que tomará “contramedidas correspondientes” para defender sus intereses. El Ministerio de Comercio chino expresó su rechazo a los aranceles y anunció que presentará una demanda contra EE.UU. ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por lo que considera “prácticas ilícitas”.

La Casa Blanca no solo acusó a China de pasividad en la lucha contra el tráfico de fentanilo, sino que fue más allá al señalar que el gobierno chino “subvenciona e incentiva a las compañías químicas para que exporten fentanilo y precursores químicos” utilizados en la producción de opioides en EE.UU.

Pekín, por su parte, instó a Washington a “ver de forma objetiva y racional sus propios problemas” en lugar de recurrir a aranceles y amenazas.

Trump amenaza con más aranceles si hay represalias

La administración Trump advirtió que, si China, Canadá o México responden con medidas similares, EE.UU. podría ampliar o incrementar los aranceles.

“Si China toma represalias contra EE.UU. en respuesta a esta medida imponiendo medidas similares a las exportaciones estadounidenses allí, el presidente podrá incrementar los aranceles o expandir su alcance para asegurarse de la eficacia de esta acción”, declaró la Casa Blanca.

Analistas advierten que esta guerra comercial podría impactar negativamente a la economía global, incrementando los costos para consumidores y empresas estadounidenses y generando incertidumbre en las cadenas de suministro internacionales.

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