Johannesburgo, 13 enero.- Al menos 100 hombres que trabajaban ilegalmente en una mina de oro abandonada en Sudáfrica han muerto tras quedar atrapados bajo tierra durante meses, según informó este lunes el grupo Comunidades Afectadas por la Minería Unidas en Acción.
Sabelo Mnguni, portavoz de la organización, reveló que videos enviados a la superficie por mineros rescatados muestran docenas de cuerpos envueltos en plástico en los túneles oscuros de la mina en la provincia del Noroeste. Se sospecha que las muertes fueron causadas por hambre y deshidratación, luego de que las autoridades iniciaran una operación en noviembre para desalojar a los mineros. Hasta ahora, se han recuperado 18 cuerpos y se han rescatado 26 sobrevivientes.
El brigadier Sebata Mokgwabone, portavoz de la policía, indicó que las autoridades continúan verificando el número exacto de fallecidos y sobrevivientes mientras se desarrolla una nueva operación de rescate.
El trasfondo del desastre
La minería ilegal es una práctica común en Sudáfrica, especialmente en minas clausuradas por ser consideradas no rentables. Los mineros informales, conocidos localmente como zama zamas, exploran depósitos de oro restantes, llevando consigo alimentos, agua y generadores para sobrevivir durante largos periodos bajo tierra.
Según Mnguni, la policía contribuyó al desastre al cortar cuerdas utilizadas para salir de la mina y bloquear el suministro de alimentos. Las autoridades afirman que los mineros se negaron a salir por temor a ser arrestados, mientras que el grupo de Mnguni sostiene que fueron atrapados deliberadamente.
La mina Buffelsfontein
La mina Buffelsfontein, ubicada cerca del pueblo de Stilfontein, es una de las más profundas del país, alcanzando 2,5 kilómetros de profundidad y con un extenso sistema de túneles. Se estima que unos 500 mineros permanecen atrapados en diferentes áreas de la mina, enfrentando condiciones extremas.
Un informe preliminar de autopsia confirmó que uno de los mineros rescatados falleció por inanición. Las imágenes difundidas muestran a hombres demacrados junto a los cuerpos sin vida, evidenciando las condiciones inhumanas a las que se enfrentan los mineros ilegales.
Las autoridades trabajan contrarreloj para rescatar a los sobrevivientes y prevenir más muertes, mientras el incidente reaviva el debate sobre la regulación de la minería ilegal y la seguridad en las minas abandonadas de Sudáfrica.