Cartagena (Colombia), 24 dic. A pocos pasos del centro amurallado de Cartagena de Indias, una casa de estilo republicano convertida en museo alberga la colección de muñecas más grande de Colombia abierta al público. Con más de 1.200 piezas procedentes de cinco continentes, el museo Un momento de fantasía ha cautivado a visitantes de todo el mundo.
La colección fue iniciada por Socorro Gómez de París, esposa del diplomático colombiano Álvaro París, y destaca por su diversidad de muñecas hechas de diversos materiales, como porcelana de biscuit, madera, papel maché, cera, trapo, celuloide, plástico y vinilo. “Tenemos muñecas de todas las épocas, desde la Primera Guerra Mundial hasta las actuales, y también una sección de carritos y trenes antiguos”, explica Adelaida París Gómez, hija de la fundadora.
Una de las piezas más destacadas es una de las primeras muñecas de Minnie, la novia del Ratón Mickey, fabricada en Estados Unidos. También sobresalen muñecas creadas por el francés Jules Nicholas Steiner, famoso por sus muñecas con mecanismos de movimiento y automatismo, y las de Armand Marseille, un fabricante de muñecas nacido en Rusia y desarrollado en Alemania.
La mayoría de las piezas provienen de Europa, donde estaban las principales fábricas de muñecas del mundo a principios del siglo XX, pero también se pueden encontrar muñecas de China, país conocido por su exquisita producción.
La colección no solo refleja el amor de la familia París por las muñecas, sino que también tiene un propósito solidario. Todo el dinero recaudado por el museo se destina a la Casa del Niño, una organización benéfica del departamento de Bolívar que apoya a los niños enfermos.
El museo, inaugurado en julio de 2019, está ubicado en el tradicional barrio de El Cabrero, en la misma calle que la Casa Museo de Rafael Núñez, un monumento nacional que fue la residencia de este político y presidente colombiano. La decisión de abrir el museo fue motivada por el amor de la fundadora por las muñecas y el deseo de compartir sus bendiciones con quienes no han tenido la misma suerte.
“Mi madre quería compartir con los demás lo que Dios le dio, especialmente tras la muerte temprana de mi hermana Natalia, su hija menor, quien falleció de cáncer”, concluye Adelaida París, quien actualmente administra el museo.