Algeciras (Cádiz), 16 dic.- La verja de Gibraltar conmemora este domingo 42 años de su reapertura para los peatones, un momento histórico que puso fin a un periodo de aislamiento, marcado por la cruel decisión de Franco en 1969 de cerrar permanentemente la frontera.

Este cierre había generado una separación dolorosa entre las familias de ambos lados, que durante trece años vivieron la angustia de no poder cruzar la frontera, mientras las comunicaciones entre Gibraltar y España eran extremadamente limitadas. La reanudación del paso peatonal, el 15 de diciembre de 1982, bajo el gobierno de Felipe González, supuso un alivio para los miles de habitantes del Campo de Gibraltar y Gibraltar, aunque los vehículos y mercancías tendrían que esperar dos años más para poder circular.

A lo largo de estos 42 años, las relaciones transfronterizas entre la colonia británica y la comarca española han sido intensas y con fuertes lazos culturales, sociales y laborales. Sin embargo, la incertidumbre persiste desde el referéndum del Brexit, en 2016, y el posterior acuerdo de Nochevieja en 2020, que trazó el futuro de la frontera, pero que aún no se ha concretado.

En este contexto, a tan solo dos semanas del cuarto aniversario del Acuerdo de Nochevieja, las negociaciones siguen atascadas, y los ciudadanos de ambos lados de la verja continúan a la espera de una solución definitiva. Aunque el acuerdo propuesto contemplaba la eliminación de la verja y la integración de Gibraltar en el espacio Schengen, los avances han sido escasos y las partes involucradas siguen sin llegar a un consenso.

La relación entre España y Gibraltar sigue dependiendo del ‘statu quo’, que permite a los ciudadanos cruzar sin pasaporte, pero las tensiones aumentan, como se evidenció en noviembre cuando el control de pasaportes causó un colapso en la frontera.

El alcalde de La Línea de la Concepción, Juan Franco, y la presidenta de la Mancomunidad de municipios del Campo de Gibraltar, Susana Pérez, insisten en la necesidad de alcanzar un acuerdo que beneficie a ambas comunidades, fomentando los lazos de unión que han caracterizado su historia. Ambos piden a los negociadores un compromiso real para cerrar un acuerdo que garantice el bienestar y la prosperidad de todos los implicados.

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