París, 4 dic.- El Gobierno del primer ministro francés, Michel Barnier, enfrenta hoy una moción de censura que podría marcar un hito histórico al ser la primera en derribar un Ejecutivo desde 1962. Según Éric Coquerel, presidente de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, “la mayoría del pueblo” apoya esta medida, calificando al Gobierno de “ilegítimo”.

Durante el debate, Coquerel, miembro de La Francia Insumisa (LFI), responsabilizó directamente al presidente Emmanuel Macron de la crisis política, acusándolo de no aceptar la minoría parlamentaria de su Gobierno y de alinear a Barnier con la extrema derecha liderada por Marine Le Pen, algo que, según él, contradice la voluntad expresada por los votantes en las elecciones legislativas de julio.

Un “empujón moral” desde la izquierda

Boris Vallaud, jefe del grupo socialista en la Asamblea y miembro de la coalición Nuevo Frente Popular (NFP), también apoyó la moción de censura, calificándola como un “llamado a la moralidad”. Vallaud destacó que Barnier ha fracasado en establecer diálogo con la oposición de izquierda mientras busca apoyo en la extrema derecha, algo que considera inaceptable.

El apoyo del Partido Socialista (PS), aliado de fuerzas como los ecologistas y comunistas, es crucial para la moción. Sin embargo, la incertidumbre recae sobre posibles disensiones dentro del bloque socialista, dado que el voto será secreto.

Presiones para evitar la crisis

En un intento por salvar al Gobierno, miembros del Ejecutivo han apelado a los diputados socialistas, solicitando “responsabilidad” para evitar lo que describen como un caos político y una potencial crisis económica. Estas gestiones reflejan el apuro del oficialismo ante la posibilidad real de que la moción prospere.

Antecedentes y perspectivas

La moción de censura es una herramienta poco utilizada en la política francesa; la última vez que una medida de este tipo prosperó fue en 1962 contra el Gobierno de Georges Pompidou. Si el Ejecutivo de Barnier cae, se desataría un periodo de incertidumbre que podría derivar en nuevas elecciones legislativas o en un intento de Macron por recomponer su mayoría parlamentaria.

Los resultados de la votación, previstos para esta tarde, definirán el futuro político inmediato de Francia, en un contexto de fuerte polarización y cuestionamientos sobre la dirección del país.

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