París, 2 dic.- El primer ministro de Francia, Michel Barnier, ha recurrido este lunes al artículo 49.3 de la Constitución para sortear el bloqueo de la Asamblea Nacional a su proyecto de ley de presupuestos para la Seguridad Social, un movimiento que deja el futuro de su Gobierno en manos de la oposición. Esta última, unida en una moción de censura que va desde la izquierda hasta la ultraderecha, ya ha manifestado su intención de apoyarla.
Barnier, quien ha defendido su voluntad de diálogo tras haber realizado concesiones en los últimos días, como la retirada de los recortes en el programa de reembolso de medicamentos, apeló a la “responsabilidad” de los partidos para asegurar la estabilidad política del país. En su intervención en la Asamblea Nacional, expresó: “Los franceses no nos perdonarían que antepongamos los intereses particulares al futuro de la nación”. La sesión, cargada de tensión, vio cómo varios diputados de la izquierda abandonaban antes de tiempo el hemiciclo.
Por su parte, la diputada Mathilde Panot, de La Francia Insumisa (LFI), denunció el “caos político” y confirmó la presentación de una moción de censura. En referencia a las elecciones legislativas de julio, donde el bloque de izquierda, Nuevo Frente Popular (NFP), fue el más votado, Panot remarcó: “No es posible que en una democracia gobiernen quienes han perdido las elecciones”.
Desde la ultraderecha, el líder de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, también expresó su rechazo al proyecto de ley, subrayando que el Gobierno de Barnier es una continuación del macronismo. Según Bardella, los franceses en las urnas abogaron por “pasar página” y, al igual que otros opositores, lamentó que el proyecto no responda a las urgencias sociales ni a la necesidad de relanzar el crecimiento económico.
En un último esfuerzo, Marine Le Pen, jefa de Agrupación Nacional en la Asamblea, presentó una enmienda para indexar las pensiones a la inflación. Sin embargo, Bardella había señalado previamente que solo un “milagro de último minuto” podría salvar al Gobierno de Barnier.
Con el apoyo combinado de la izquierda y la ultraderecha, la moción de censura podría reunir suficientes votos para derribar al Gobierno. En ese escenario, el presidente Emmanuel Macron se vería obligado a abrir una nueva ronda de negociaciones para nombrar a un nuevo primer ministro, en un contexto marcado por una fuerte polarización política y la falta de una mayoría clara en el Parlamento.