Kiev, Ucrania, 16 Nov. — En una fábrica secreta ubicada en la Zona Económica Especial Alabuga de Rusia, se están fabricando drones que representan una nueva amenaza para Ucrania: los drones señuelo y los termobáricos. Estos dispositivos, creados para engañar y devastar las defensas ucranianas, aumentan la incertidumbre y el riesgo en el campo de batalla, según una investigación de The Associated Press.

Los drones señuelo, que representan más de la mitad de los ataques aéreos recientes, son diseñados para confundir las defensas aéreas ucranianas. Rellenos con materiales inofensivos, como trapos o espuma, estos drones son prácticamente indistinguibles de los que llevan explosivos reales en los radares, obligando a Ucrania a tomar decisiones rápidas y arriesgadas sobre dónde concentrar sus recursos limitados. Mientras tanto, los drones armados con ojivas termobáricas representan una amenaza aún mayor, ya que su explosión puede devastar estructuras e infligir daño físico incluso a quienes se encuentren fuera del área de impacto directo.

Los drones termobáricos, que funcionan generando un vórtice de calor y presión capaz de destruir muros gruesos y provocar lesiones devastadoras, fueron introducidos recientemente en la producción de Alabuga. Estos drones, cargados con componentes de alta tecnología, tienen la capacidad de destruir grandes edificios, como bloques de apartamentos o instalaciones eléctricas, y causar daño a gran escala. La naturaleza de estas armas aumenta el temor de una posible escalada en los ataques a infraestructuras críticas en Ucrania.

La fábrica de Alabuga, que originalmente se estableció para atraer inversiones, ahora se ha convertido en un centro de producción de drones para el Ministerio de Defensa de Rusia. Gracias a un acuerdo con Irán, Rusia ha aumentado su capacidad para fabricar drones como el Shahed, que han sido empleados en ataques masivos sobre Ucrania. En octubre de 2023, los ataques con drones se incrementaron en un 80% en comparación con los meses anteriores, lo que demuestra el papel central que desempeñan estos dispositivos en la guerra.

El uso de señuelos y drones termobáricos también busca debilitar la moral de las fuerzas ucranianas. Los drones señuelo, que aparecen como puntos comunes en los radares, obligan a los ucranianos a gastar munición y recursos tratando de neutralizarlos, mientras que los drones armados con bombas reales siguen su curso, causando estragos en áreas vulnerables. El sistema de producción en Alabuga ahora produce cerca de 40 drones señuelo y unos 10 drones armados al día, lo que pone presión constante sobre las defensas ucranianas.

A pesar de la desventaja tecnológica, Ucrania ha implementado medidas defensivas como inhibidores electrónicos y francotiradores equipados con misiles tierra-aire portátiles para contrarrestar la amenaza de los drones. Sin embargo, la guerra de desgaste provocada por los enjambres de drones ha dejado una sensación de desmoralización y vulnerabilidad en la población y las fuerzas armadas ucranianas, que deben adaptarse constantemente a nuevas tácticas y tecnologías desplegadas por Rusia.

Con la guerra evolucionando hacia un escenario cada vez más dependiente de la guerra electrónica y los drones, el miedo a los drones termobáricos y las tácticas de distracción por parte de Rusia continúa creciendo, mientras Ucrania intenta encontrar nuevas formas de defender su territorio y proteger a su población.

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