Caracas, 29 oct.- Tres meses después de las elecciones presidenciales en Venezuela, el país continúa sumido en un clima de confrontación entre la oposición, que denuncia fraude electoral, y el chavismo, que defiende la legitimidad de la reelección de Nicolás Maduro. La declaración oficial de su victoria por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por figuras cercanas al gobierno, ha sido criticada por falta de transparencia, lo que ha llevado a varios países a desconocer el resultado.
La Plataforma Unitaria Democrática (PUD), principal coalición opositora, asegura que su candidato, Edmundo González Urrutia, exiliado en España, obtuvo la victoria. Según la PUD, el 83,5 % de las actas electorales demostrarían este resultado, aunque el gobierno las considera “falsas”. En respuesta, la líder opositora María Corina Machado ha intensificado su apoyo a González Urrutia y difundió un documental denunciando el fraude, llamando a sus seguidores a no abandonar la lucha.
En medio de estos desacuerdos, ambos candidatos, Maduro y González Urrutia, se preparan para asumir el cargo en enero de 2025, aunque solo uno de ellos, Maduro, cuenta con el respaldo de las instituciones estatales y las Fuerzas Armadas.
Mientras la oposición suma apoyos simbólicos internacionales, como el respaldo de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y la Cámara de Panamá, que reconoce a González Urrutia como presidente electo, el chavismo celebra su “victoria por la paz”. Diosdado Cabello, ministro de Interior y figura clave del chavismo, advirtió que no habrá “impunidad” para quienes intenten desafiar el régimen.
Con un país dividido y con la tensión latente, Venezuela se dirige a un año de desafíos e incertidumbre sobre su futuro político y la estabilidad institucional.