La Habana, 26 oct.- A pesar de que el sistema eléctrico cubano ha sido parcialmente restablecido tras un apagón nacional de casi cinco días, la situación energética en la isla sigue siendo extremadamente frágil. La empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) estima que este sábado, durante el momento de mayor demanda, aproximadamente el 32,5 % de la isla experimentará cortes en el suministro eléctrico.
La UNE prevé una capacidad de generación de 2.080 megavatios (MW) frente a una demanda de 2.980 MW, lo que generará un déficit de 900 MW. En el llamado “horario pico” de la tarde y noche, se espera que las interrupciones afecten a unos 970 MW, afectando tanto a áreas urbanas como rurales, especialmente en la región oriental de Cuba.
Crisis prolongada y falta de combustible
El sistema eléctrico cubano, en crisis desde hace años, se ha visto aún más afectado desde agosto. Antes del reciente apagón total, los cortes de energía ya alcanzaban niveles históricos, con hasta el 51 % de la isla sin suministro en algunos momentos. La escasez de combustible y las fallas en las centrales termoeléctricas, muchas de las cuales han operado por más de 40 años sin suficientes inversiones, han exacerbado la situación.
Actualmente, de las 20 unidades de producción en las centrales termoeléctricas del país, siete están fuera de servicio debido a averías o mantenimiento. Además, 24 plantas de generación distribuida han dejado de funcionar por la falta de diesel y fueloil.
Para paliar la crisis, el gobierno cubano ha alquilado plantas eléctricas flotantes. Aunque esta medida provee una solución temporal, también es costosa, contaminante y no aborda los problemas estructurales del sistema energético.
Impacto económico y social
La crisis energética impacta gravemente en una economía cubana que, según cifras oficiales, se contrajo un 1,9 % en 2023. La constante falta de electricidad afecta a sectores productivos clave, aumentando la insatisfacción social en una población que ya enfrenta cuatro años de recesión económica.
La persistente falta de electricidad ha provocado múltiples manifestaciones ciudadanas, destacándose las protestas del 11 de julio de 2021, las de Nuevitas y La Habana en 2022, y más recientemente, las del 17 de marzo de este año en Santiago de Cuba y otras localidades del este. La situación se ha convertido en un reto crítico para el gobierno, que se enfrenta a una creciente presión para encontrar soluciones sostenibles a una crisis que amenaza con profundizar el descontento social.