Nueva York, 11 oct.- En medio de crecientes desafíos financieros y operativos, el presidente y jefe ejecutivo de Boeing, Kelly Ortberg, anunció este viernes a través de una carta a sus empleados que la compañía despedirá al 10 % de su plantilla en los próximos meses, lo que equivale a la salida de aproximadamente 17.000 personas.

«Nuestro negocio está pasando por un momento extremadamente complicado, y no podemos subestimar los retos que enfrentamos (…) Restaurar la compañía requiere decisiones difíciles y cambios estructurales que garanticen nuestra competitividad», afirmó Ortberg en su mensaje.

Boeing enfrenta una huelga desde el 13 de septiembre, sin señales claras de resolución, lo que se suma a los problemas técnicos que varios de sus aviones han experimentado recientemente. Solo en lo que va de 2024, la compañía ha registrado al menos siete incidentes con sus aeronaves, aunque ninguno ha sido fatal.

Tras el anuncio de los despidos, las acciones de Boeing cayeron un 1,90 % en las operaciones posteriores al cierre de Wall Street.

El recorte de personal afectará a todos los niveles de la empresa, incluidos directivos, gerentes y empleados de base. Ortberg prometió ofrecer más detalles en la próxima semana, pero adelantó que el próximo ciclo de permisos ha sido cancelado.

Además, Boeing prevé pérdidas de 9,97 dólares por acción en el tercer trimestre, cuyos resultados se anunciarán el 23 de octubre. El ejecutivo también comunicó retrasos en las entregas de los modelos 777X, que ahora se proyecta estarán disponibles hasta 2026, una demora que ya ha sido informada a los clientes.

El sorpresivo anuncio fue realizado en dos comunicados emitidos el viernes por la tarde, víspera de un fin de semana largo. Uno de ellos adelantó los resultados financieros negativos del tercer trimestre, mientras que el otro detalló las consecuencias operativas para la compañía.

«Somos conscientes de las dificultades que estas decisiones causarán a nuestros empleados, sus familias y todo el equipo. Me hubiera gustado no tener que tomar estas medidas, pero la situación de la empresa y nuestra recuperación futura requieren acciones dolorosas», añadió Ortberg.

Boeing está atravesando lo que se ha descrito como un «annus horribilis», que comenzó el 5 de enero en Portland, cuando un 737 Max 9 perdió una puerta poco después de despegar y tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia. Este incidente obligó a la inmovilización temporal de numerosos modelos 737 Max en todo el país, lo que provocó investigaciones federales y una caída significativa en el valor de las acciones, perdiendo la cuarta parte de su valor y reduciendo en más de 40.000 millones de dólares la valoración de mercado de la empresa.

Los problemas continuaron con varios incidentes menores durante los meses de febrero y marzo, la mayoría en Estados Unidos, aunque también se registró uno en Nueva Zelanda. Aunque no hubo consecuencias graves para los pasajeros, la reputación de Boeing se vio afectada.

Por último, la huelga iniciada el 13 de septiembre por la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM), el sindicato principal de la producción de Boeing, ha paralizado las plantas de Renton y Everett, donde se ensamblan modelos clave como el 737 MAX, el 777 de carga y el avión cisterna militar 767. A pesar de esto, Ortberg aseguró en el comunicado que los 767 serán entregados a tiempo.

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