Sao Paulo, 19 sep.- La región de Hispanoamérica atraviesa una de las peores épocas de sequía de los últimos años, lo que ha provocado una alarmante proliferación de incendios forestales, especialmente en la Amazonía. Según el Instituto Brasileño de Investigación Espacial (INPE), hasta la fecha se han registrado al menos 350.370 focos de incendios en 2024, superando los 344.391 reportados el año anterior y convirtiéndose en los peores en 15 años.
En Brasil, el impacto ha sido devastador. Entre agosto y septiembre, se contabilizaron 128.000 focos de incendio, afectando 11,9 millones de hectáreas en los primeros ocho meses del año, de las cuales la mitad corresponde a la Amazonía. De acuerdo con Mapbiomas, el 70 % de las áreas incendiadas eran vegetación nativa, especialmente en formaciones campestres. Estos incendios han liberado 31,5 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente, un 60 % más que el mismo periodo en 2023.
Además de la devastación ambiental, la sequía ha reducido drásticamente el caudal de varios ríos en la Amazonía, aislando a las comunidades rurales que dependen del transporte fluvial, lo que dificulta el acceso a personas y mercancías.
Bolivia también enfrenta una crisis, con la pérdida de más de 3,8 millones de hectáreas de bosques y pastizales en áreas de alta biodiversidad. Esta situación llevó al gobierno a declarar la “emergencia nacional”, mientras 34 pueblos indígenas en Santa Cruz y Beni están en riesgo de desaparecer, según informó Miguel Vargas, director del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis).
La combinación de sequía prolongada, incendios y pérdida de biodiversidad ha generado una crisis ambiental sin precedentes en la región.