Bangkok, 25 ago.- Los enfrentamientos entre buques chinos y filipinos se han convertido en una constante en el disputado mar de China Meridional, elevando el riesgo de un conflicto más amplio entre Pekín y Washington. Aunque no existen disputas directas de soberanía entre China y Estados Unidos en esta estratégica región, el pacto de defensa mutua de EE.UU. con Filipinas podría implicar la intervención estadounidense en caso de un ataque militar.
El mar de China Meridional es crucial por su rol como ruta de un tercio del tráfico marítimo global y por sus valiosos recursos pesqueros y potenciales yacimientos de hidrocarburos. China reclama casi la totalidad de esta área basándose en argumentos históricos, enfrentándose a las reclamaciones de otros países como Vietnam, Malasia, Brunei y Filipinas, así como de Taiwán.
El investigador Abdul Rahman Yaacob del Instituto Lowy en Australia sostiene que China utiliza la “intimidación” como táctica para imponer sus reclamos. Las colisiones entre barcos, como las que ocurrieron recientemente, son vistas como una táctica similar a la utilizada por Pekín contra Vietnam en 2014. Según Yaacob, el aumento en el número de incidentes se debe en parte a que Manila ha comenzado a hacer públicos estos enfrentamientos.
Desde la llegada de Ferdinand Marcos Jr. al poder en Filipinas en 2022, el país ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos para defender su soberanía marítima y ha denunciado públicamente los enfrentamientos con buques de la Guardia Costera y milicias marítimas chinas. En el último incidente, ocurrido el domingo, varios barcos chinos usaron cañones de agua contra un navío filipino cerca de unos atolones. Aunque no se han reportado daños graves, el incidente destaca la tensión creciente en la región.
El presidente filipino ha declarado que el tratado de defensa mutua de 1951 se activaría si un soldado filipino muere en uno de estos choques. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha reafirmado el compromiso de EE.UU. con este tratado, advirtiendo que cualquier ataque a las fuerzas filipinas en el mar de China Meridional invocaría una respuesta estadounidense.
A pesar de las crecientes tensiones, tanto Pekín como Manila, con el respaldo de Washington, parecen interesados en evitar una escalada. David Welch, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Waterloo, señala que una guerra en el mar de China Meridional sería el resultado de un conflicto accidental y no de un cálculo estratégico. Welch y Yaacob coinciden en que, aunque las reclamaciones chinas no tienen base legal, las autoridades chinas sienten la presión del nacionalismo interno para mantener su postura.
El Tribunal de Arbitraje de La Haya falló en 2016 a favor de Filipinas, reconociendo su derecho sobre su zona económica exclusiva de 200 millas náuticas y refutando las reclamaciones históricas de China. La militarización de la región, mediante la construcción de bases, aeropuertos e islas artificiales por parte de China y otros países, añade complejidad a la situación.
En medio de estas tensiones, fuerzas militares de naciones como Estados Unidos, Reino Unido y Australia continúan navegando por la región para garantizar la libertad de navegación, enfrentándose a las objeciones de las autoridades chinas.