Caracas, 26 julio.- El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela enfrenta la oportunidad y obligación de demostrar en las presidenciales del próximo domingo que el país posee “el mejor sistema electoral del mundo”, como han proclamado repetidamente las autoridades de la institución y el presidente Nicolás Maduro durante la campaña.
El presidente del CNE, Elvis Amoroso, ha insistido en cada intervención pública en las virtudes del sistema electoral venezolano, describiéndolo como rápido y seguro. Esta afirmación es compartida en parte por la oposición, que reconoce la eficiencia del método, aunque desconfía de quienes lo operan.
En estos comicios, miles de ojos estarán vigilando para evitar manipulaciones y fraudes, acusaciones recurrentes del antichavismo hacia los oficialistas. Ciudadanos voluntarios controlarán cada movimiento en los centros de votación, junto a observadores nacionales e internacionales invitados por el CNE.
El Poder Electoral bajo la Lupa
Aunque el sistema electoral automatizado goza de la confianza de la mayoría de los ciudadanos, las autoridades del CNE no son tan bien vistas. Desde el inicio del proceso electoral, el CNE ha generado recelo en diversos sectores de la oposición debido a decisiones cuestionables.
Tras la inhabilitación de María Corina Machado, ganadora de las primarias opositoras, por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la oposición postuló a Corina Yoris como candidata. Sin embargo, el CNE no permitió su inscripción y no explicó las razones, provocando críticas y desconfianza.
Bajo presión, el CNE permitió la candidatura provisional de Edmundo González Urrutia, quien luego fue confirmado como el candidato definitivo de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD).
Observadores y Campaña
Más de 635 observadores internacionales han confirmado su asistencia a Venezuela para presenciar el proceso electoral, aunque la Unión Europea (UE) no estará presente. La invitación a la UE fue retirada por el CNE tras la ratificación de sanciones individuales contra funcionarios chavistas.
Esta retirada aumentó la desconfianza entre los ciudadanos afines a la oposición, que se han organizado para vigilar los comicios. La oposición, tras superar este revés, se ha centrado en la campaña electoral, vigilando de cerca los movimientos del CNE.
Pese a comprometerse a garantizar el cumplimiento de las normas electorales, el CNE ha permitido irregularidades, como el reparto desigual de la promoción política en los medios estatales y la intromisión en la vida privada de las personas.
Queda por ver si el CNE tomará medidas contra estas irregularidades o simplemente pasará página una vez concluidos los comicios.