Daca, 20 julio.- En una escalada sin precedentes de violencia y represión, Bangladés ha sido sometido a un estricto toque de queda y a un apagón general de comunicaciones mientras las protestas estudiantiles en contra del sistema de cuotas de empleo público han dejado más de un centenar de muertos en solo cinco días.
Desde el inicio de las manifestaciones el pasado lunes, al menos 109 personas han perdido la vida y cientos han resultado heridas en enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. Las protestas, que se han intensificado a lo largo de la semana, han sido convocadas principalmente por grupos de estudiantes que exigen la reforma o eliminación de un controvertido sistema de cuotas que reserva cerca de un tercio de los puestos gubernamentales para familiares de veteranos de la guerra de independencia de 1971.
Los estudiantes y sus simpatizantes critican el sistema de cuotas por considerarlo discriminatorio y favorecedor de los partidarios del partido gobernante, la Liga Awami. El gobierno, por su parte, defiende el sistema como una forma de honrar a los veteranos de la guerra.
En respuesta a las crecientes protestas, el gobierno ha impuesto un toque de queda que permanecerá vigente hasta mañana y ha dado órdenes de disparar a las turbas. Además, ha bloqueado las comunicaciones móviles e Internet, aislando casi por completo al país y paralizando el trabajo de los medios independientes. Universidades y escuelas han sido cerradas, y se han prohibido las reuniones públicas.
El día más violento hasta la fecha fue el viernes, cuando se reportaron 59 muertes, muchas de ellas de estudiantes. Las autoridades no han proporcionado una cifra oficial actualizada sobre las víctimas, mientras que organizaciones de derechos humanos han denunciado el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades.
Amnistía Internacional ha condenado el uso de “fuerza ilegal” y el bloqueo de la información durante la actual crisis, describiendo el aumento de la violencia como una prueba de la “absoluta intolerancia” del gobierno hacia la disidencia. El apagón de internet ha impedido el acceso a información y comunicaciones, con solo los canales de televisión gubernamentales manteniendo su funcionamiento.
A pesar del toque de queda y las restricciones severas, las protestas han continuado en varias zonas del país. Las fuerzas de seguridad han patrullado las calles, utilizando altavoces para instar a la gente a abandonar las áreas de protesta. Sin embargo, según testigos, se han producido disparos por parte de la policía, aunque el ejército no ha tomado acciones violentas.
Para intentar calmar la situación, el gobierno ha declarado festivos generales para el domingo y el lunes y ha cerrado las fábricas textiles por razones de seguridad. La primera ministra, Sheikh Hasina, ha cancelado sus viajes oficiales a España y Brasil, programados para comenzar mañana, en respuesta a la crisis que enfrenta desde que asumió el cargo por cuarta vez en enero de este año.
La situación en Bangladés sigue siendo extremadamente tensa y volátil, con los estudiantes y sus aliados manteniendo su resistencia y mostrando reticencias a dialogar con el gobierno. La crisis actual representa el mayor desafío para la administración de Hasina y plantea serias interrogantes sobre el futuro inmediato del país.