Pekin, 15 de julio de 2024.- Durante décadas, la idea de que China supere a Estados Unidos como la economía más grande del mundo ha fascinado a políticos y economistas. ¿Qué sucederá cuando una economía dinámica y productiva como la de Estados Unidos sea superada por un régimen autoritario con una fuerza laboral de 750 millones de personas?
Las predicciones sobre este cambio han sido abundantes desde la crisis financiera de 2008-2009, que ralentizó el crecimiento en Estados Unidos y Europa mientras China mantenía un crecimiento anual del PIB de dos dígitos durante varios años. Sin embargo, la pandemia de covid-19 y una crisis inmobiliaria interna han desafiado este ascenso económico.
La pandemia, con sus estrictas medidas de bloqueo, paralizó la economía china, mientras que la crisis en el mercado inmobiliario, que representó una tercera parte de la economía nacional, exacerbó la situación. En 2020, regulaciones más estrictas impuestas por Pekín limitaron la deuda que los promotores inmobiliarios podían asumir, llevando a la quiebra de muchas empresas y dejando millones de viviendas sin terminar.
Además, las tensiones comerciales con Occidente y un cambio en la política estadounidense hacia China han complicado aún más el camino hacia la supremacía económica. Lo que una vez se consideró un ascenso inevitable ahora se cuestiona bajo la noción del “pico de China”.
Sin embargo, Wang Wen del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin en China, desestima esta idea como un “mito”. Argumenta que la economía china, que ya representa casi el 80 % de la producción económica total de Estados Unidos en 2021, continuará su ascenso si mantiene la estabilidad interna y la paz externa.
Wang señala el potencial de crecimiento a través de la urbanización, con millones de chinos rurales aspirando a mejorar sus ingresos y calidad de vida en áreas urbanas. “La tasa de urbanización de China es solo del 65 % actualmente. Si alcanza el 80 % en el futuro, significaría un aumento significativo en la economía real”, predice.
Sin embargo, otros economistas advierten sobre problemas estructurales, como una alta carga de deuda, baja productividad y envejecimiento de la población, que podrían obstaculizar el crecimiento futuro. Loren Brandt, profesor de Economía en la Universidad de Toronto, destaca la disminución en el crecimiento de la productividad desde la crisis financiera y la creciente centralización económica bajo el liderazgo de Xi Jinping.
A medida que China busca impulsar sectores clave como la tecnología avanzada y verde, y enfrenta desafíos con la inversión extranjera y la rentabilidad empresarial, persisten preguntas sobre si el modelo de crecimiento económico chino seguirá el camino del Japón post-burbuja. A pesar de estos desafíos, China sigue siendo una fuerza económica global con una influencia significativa en la economía mundial.