Miami (EE.UU.), 2 julio.- La comunidad haitiana en Estados Unidos enfrenta un miedo creciente tras el anuncio de la Administración Trump sobre la eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para más de 521,000 haitianos a partir del 2 de septiembre, en medio de una crisis humanitaria en Haití y una prohibición de viaje vigente debido a la violencia de las pandillas.
La Red Nacional de Funcionarios Haitianoestadounidenses Electos (NHAEON) alertó este lunes sobre el impacto que esta medida está teniendo en la comunidad, donde la gente ya evita salir a la calle por temor a las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Mary Estimé-Irvin, presidenta de NHAEON, denunció que las iglesias y eventos comunitarios registran una marcada disminución de asistentes a causa de esta ansiedad.
El pastor Gregory Toussaint, con vínculos directos en Haití, denunció la grave situación que vive el país, con más de 1.3 millones de desplazados internos y un clima de violencia extrema. “Haití no es seguro en este momento, he visto personalmente cómo cinco líderes de iglesias han sido atacados, tres de ellos asesinados”, señaló.
El Gobierno estadounidense argumentó que la situación en Haití ha mejorado lo suficiente para eliminar el TPS, sin embargo, semanas antes impuso una prohibición de viaje al país por los crecientes niveles de violencia. Para la comunidad haitiana, estas decisiones son contradictorias y ponen en riesgo a miles de familias que han vivido décadas en Estados Unidos.
El pastor Toussaint hizo un llamado urgente a reconsiderar la eliminación del TPS, advirtiendo que enviar a las personas de regreso es “como lanzarlas en medio de un huracán”. Recordó además que la economía haitiana depende en un 20% de las remesas enviadas por la diáspora, que en 2024 alcanzaron 4,100 millones de dólares, mientras la mitad de la población enfrenta inseguridad alimentaria.
Tessa Petit, líder de la Coalición de Inmigrantes de Florida, denunció que las deportaciones tienen “sangre en las manos” de quienes las promueven, y rechazó las acusaciones de que los haitianos sean un problema de seguridad nacional. “No somos medio millón de miembros de pandillas, son familias que llevan décadas aquí”, afirmó.
Florida, epicentro del impacto
Florida concentra a uno de cada tres migrantes con TPS en Estados Unidos, y es el estado con la mayor comunidad haitiana, donde el 35% de los beneficiarios de este estatus son de ese origen. Allí, el miedo también crece por las políticas locales, como la apertura de la prisión ‘Alligator Alcatraz’ y los acuerdos policiales con ICE que incrementan las redadas.
Marleine Bastien, comisionada del condado Miami-Dade y originaria de Haití, aseguró que nunca había recibido tantas llamadas de personas aterrorizadas por la situación actual. “Han estado aquí desde 1988 y ahora temen por su futuro”, dijo.
Este panorama revela una profunda crisis humana y social, con la comunidad haitiana en Estados Unidos enfrentando la incertidumbre y la amenaza de regresar a un país en grave peligro.