SAN PETERSBURGO, 19 junio.— La economía de Rusia está “al borde de entrar en recesión”, reconoció este jueves el ministro de Economía, Maxim Reshetnikov, durante su intervención en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, una cita anual clave en la que el Kremlin intenta proyectar fortaleza financiera y atraer inversión extranjera.

En declaraciones recogidas por el medio ruso RBC, Reshetnikov advirtió que los datos actuales reflejan un “enfriamiento” progresivo: “Todos nuestros números son como mirar por el espejo retrovisor. A juzgar por cómo se perciben actualmente las empresas y los indicadores, ya estamos, me parece, al borde de entrar en recesión”.

Economía impulsada por gasto militar

Pese a las sanciones occidentales impuestas tras la invasión a Ucrania en febrero de 2022, la economía rusa ha desafiado predicciones de colapso gracias al gasto masivo en defensa. Este factor ha mantenido un bajo desempleo y ha elevado los salarios, aunque también ha incrementado la inflación.

Los incentivos económicos, como bonificaciones para el reclutamiento militar y compensaciones por muertes en combate, han dinamizado el consumo en regiones empobrecidas. Sin embargo, los analistas advierten que la estrategia es insostenible a largo plazo y deja al país vulnerable por la ausencia de inversiones en sectores no vinculados con la industria militar.

Divergencia entre funcionarios

Mientras Reshetnikov plantea un escenario sombrío, otros altos cargos ofrecieron valoraciones más optimistas. El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, admitió un “enfriamiento” económico, pero lo relativizó con una metáfora: “Después de cualquier enfriamiento siempre llega el verano”.

Por su parte, la gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiullina, descartó el término “recesión” y aseguró que la economía rusa simplemente “salía del sobrecalentamiento”.

Crecimiento incierto

Los economistas europeos y organismos internacionales han advertido repetidamente que la economía rusa se enfrenta a crecientes presiones estructurales: sanciones financieras, aislamiento tecnológico y una preocupante dependencia del gasto bélico.

Reshetnikov reconoció que el futuro económico del país dependerá ahora de las decisiones del gobierno: “De cara al futuro, todo depende de nuestras decisiones”, afirmó.

Aunque las autoridades buscan proyectar confianza en el foro de San Petersburgo, las señales de desaceleración comienzan a consolidarse, alimentando la incertidumbre sobre la sostenibilidad del actual modelo económico en medio de la guerra y el aislamiento global.

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