València, 19 ABRIL.- Las localidades valencianas devastadas por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) del 29 de octubre han vivido una Semana Santa marcada por la emoción y la resiliencia tras una tragedia que dejó 228 muertos y arrasó hogares y vidas enteras. En este contexto, las celebraciones religiosas se han convertido en un símbolo de unidad y esperanza para comunidades que aún luchan por recuperarse.

El Via Crucis de Picanya: Un Homenaje a los Damnificados

En la localidad valenciana de Picanya, el Viernes Santo cobró un significado especial con la celebración del tradicional Via Crucis, que incluyó paradas frente a viviendas y comercios dañados por las inundaciones de octubre. Vecinos y feligreses participaron en una procesión cargada de emotividad, recordando a quienes perdieron todo durante la catástrofe.

La parroquia Nuestra Señora de Montserrat de Picanya, gravemente afectada por la riada, permanece cerrada mientras continúan los trabajos de reconstrucción. Desde entonces, la comunidad ha celebrado sus ceremonias en un local cultural cedido por el ayuntamiento, equipado con escenario y butacas. Este año, algunas actividades de Semana Santa se han trasladado al convento de las religiosas auxiliares de Jesucristo sacerdote, también ubicado en esta localidad tan golpeada por la DANA.

El párroco, Joaquín Civera, destacó la importancia de mantener la fe en momentos de adversidad: «Ante esta situación, en la que tenemos que ir adaptándonos a las circunstancias, es importante recordar que el Señor está al lado de los que sufren y tenemos que sentir su presencia más que nunca».

En la iglesia ya se han realizado trabajos preliminares, como la reconstrucción de muros y pintura, pero aún quedan pendientes tareas cruciales como la instalación de puertas y la desinfección por hongos. La comunidad confía en poder celebrar las Primeras Comuniones en la parroquia antes de que termine el año.

Benetússer: Una Tradición Centenaria Resiste a la Adversidad

Por su parte, el municipio de Benetússer vivió un Viernes Santo especialmente emotivo tras perder en la riada uno de los elementos más emblemáticos de sus celebraciones: el pretorio romano utilizado desde 1962 para representar el juicio de Jesús ante Pilatos. Esta estructura, obra del artista fallero Modesto González Latorre, fue inspirada en las escenografías de películas célebres de la época como Ben-Hur.

A pesar de la ausencia de este icónico escenario, cientos de personas asistieron a las representaciones, demostrando el compromiso de la comunidad con una tradición que este año cumple 76 años de historia. Las actividades comenzaron con el juicio de Jesús ante Pilatos, continuaron con la procesión del Camino de la Amargura y culminaron con la escenificación de la crucifixión.

Entre los asistentes había voluntarios que llegaron a Benetússer inmediatamente después de la riada y regresaron para apoyar a la comunidad en estas celebraciones. Estos vínculos forjados durante los días más difíciles han fortalecido el espíritu de solidaridad en el municipio.

La alcaldesa de Benetússer, Eva Sanz, destacó la capacidad de resiliencia de su pueblo: «Este año, la Semana Santa demuestra la capacidad de un pueblo de plantar cara a la adversidad y su fuerza para seguir adelante». También expresó su gratitud a quienes han hecho posible que esta tradición se mantenga, incluso en circunstancias tan complicadas como las actuales.

Una Semana Santa de Recuerdo y Esperanza

Las celebraciones de Semana Santa en estas localidades valencianas no solo han sido un homenaje a las víctimas y damnificados de la riada, sino también un recordatorio de la capacidad de las comunidades para unirse y superar la adversidad. A través de la fe, la tradición y el apoyo mutuo, estas poblaciones avanzan hacia la reconstrucción, sin olvidar el dolor y las pérdidas sufridas.

Este año, las procesiones y actos religiosos han servido como un bálsamo para quienes aún enfrentan las secuelas de una tragedia que cambió sus vidas para siempre.

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