MADRID, 14 de abril — La relación de Mario Vargas Llosa con España marcó profundamente tanto su vida personal como su obra literaria. Desde su llegada a Madrid en 1958 hasta sus últimos años en la capital española, el Nobel peruano construyó un vínculo indisoluble con el país que lo acogió, inspiró y reconoció como uno de sus grandes escritores.
Primera Etapa en Madrid: El Comienzo de Todo
Vargas Llosa llegó a Madrid en 1958 con una beca para realizar estudios de posgrado en la Universidad Complutense. Durante esos años vivió en una modesta pensión situada en la esquina de las calles doctor Castelo y Menéndez Pelayo, cerca del parque del Retiro. Por las mañanas asistía a clases y dedicaba las tardes a leer y escribir. Frecuentaba una tasca cercana llamada El Jute, donde comenzó a trabajar en su primera novela, “La ciudad y los perros”, que le valdría el Premio Biblioteca Breve en 1962.
Fue en Madrid donde Vargas Llosa se sumergió en la literatura española clásica, recorriendo las calles inmortalizadas por autores como Pío Baroja y Benito Pérez Galdós. También pasaba horas en la Biblioteca Nacional, leyendo novelas de caballería que influirían en su estilo narrativo.
En 1971 obtuvo su doctorado cum laude con una tesis sobre Gabriel García Márquez, publicada posteriormente como “García Márquez: estudio de un deicidio”, un análisis crítico que reflejaba su aguda comprensión literaria.
Barcelona: La Época del Boom
Tras su paso por París (1960-1965) y Londres (1967), Vargas Llosa se instaló en Barcelona en 1970, invitado por su editor Carlos Barral y su agente literaria Carmen Balcells, quien lo animó a dedicarse por completo a la escritura. Esta etapa en Barcelona (1970-1974) fue una de las más fecundas de su carrera. Allí escribió “Pantaleón y las visitadoras” y comenzó “La tía Julia y el escribidor”, obras que consolidaron su lugar en el Boom latinoamericano.
En el barrio de Sarrià, compartió círculos literarios con figuras como Gabriel García Márquez, Juan Marsé, Juan Goytisolo, Ana María Moix, Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán. Estos años fueron fundamentales para su desarrollo intelectual y creativo.
Regreso a Madrid: Reconocimientos y Compromisos Políticos
En 1993, tras años de residencia alternada entre Europa y América Latina, Vargas Llosa obtuvo la nacionalidad española, un gesto que simbolizaba su profundo vínculo con el país. Ese mismo año recibió el Premio Planeta por “Lituma en los Andes”, y un año después fue galardonado con el Premio Cervantes, la máxima distinción de las letras hispanas.
En 2002 compró una casa en la céntrica calle Flora de Madrid, muy cerca de la Puerta del Sol, donde pasó largas temporadas. Entre 2015 y 2022 vivió en la residencia de su entonces pareja, Isabel Preysler, pero tras separarse regresó a su hogar en Madrid antes de retornar definitivamente a Lima.
Durante su estancia en España, Vargas Llosa también dejó huella en el ámbito político. En 2014 lideró el manifiesto “Libres e Iguales”, una iniciativa en defensa de la Constitución española frente al independentismo catalán. Este movimiento reunió a destacados intelectuales, políticos y personalidades en apoyo a la unidad de España.
En 2019 abandonó el Pen Club Internacional, organización mundial de escritores que había presidido, tras la solicitud de esta entidad para que España liberara a los líderes independentistas catalanes Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.
Reconocimientos y Legado en España
España honró a Vargas Llosa con múltiples reconocimientos a lo largo de su vida. Además del Premio Cervantes y el Planeta, fue investido doctor honoris causa por universidades como la Carlos III de Madrid, Murcia, Valladolid, Burgos, Granada y Castilla-La Mancha.
En 2011, el rey Juan Carlos I le concedió el título de marqués de Vargas Llosa, y ese mismo año se creó la cátedra Mario Vargas Llosa, dedicada al estudio de su obra. En 2013 comenzó a convocarse el Premio de Novela Mario Vargas Llosa, un homenaje a su legado literario. También fue nombrado patrono de honor del Teatro Real en 2022.
Un Escritor Universal con Raíces Españolas
La relación de Vargas Llosa con España no solo fue geográfica, sino también emocional e intelectual. El país lo acogió en momentos clave de su vida, proporcionándole un entorno fértil para su creatividad y ofreciéndole reconocimiento institucional. A cambio, Vargas Llosa contribuyó al panorama cultural español con su obra, su compromiso político y su defensa de valores democráticos.
¿Qué nos deja su vínculo con España? Más allá de premios y títulos, Vargas Llosa demostró cómo un escritor puede trascender fronteras sin perder su identidad, estableciendo raíces profundas en un país que lo adoptó como uno de los suyos.
Su legado seguirá vivo en las calles de Madrid y Barcelona, en las bibliotecas donde trabajó y en las generaciones de lectores que descubrirán su obra como puente entre dos mundos: el peruano y el español.