El número de muertos por el terremoto en Myanmar sube a más de 1.600

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BANGKOK, 29 de marzo — El devastador terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar el viernes ha dejado hasta ahora un saldo de 1.644 muertos, según el último reporte del gobierno militar birmano emitido el sábado. La cifra representa un aumento significativo respecto a las 1.002 víctimas mortales confirmadas apenas unas horas antes, evidenciando la creciente magnitud de la tragedia y la dificultad para coordinar los esfuerzos de rescate en medio de una extensa y fragmentada región.

El sismo, ocurrido cerca de Mandalay, la segunda ciudad más poblada del país, también dejó 3.408 heridos y 139 desaparecidos, mientras continúan las labores de búsqueda entre los escombros de edificios colapsados. Sin embargo, las autoridades advierten que estas cifras podrían aumentar considerablemente debido a la magnitud del desastre y las limitaciones logísticas impuestas por la guerra civil que asola el país.


Escenario Post-Terremoto: Destrucción Generalizada

El epicentro del terremoto se localizó cerca de Mandalay, seguido por varias réplicas, incluida una de magnitud 6,4, que causaron daños catastróficos en infraestructuras clave. En la capital, Naipyidó, los equipos de rescate trabajaron durante el sábado para reparar carreteras dañadas, aunque los servicios de electricidad, teléfono e internet permanecieron interrumpidos en gran parte de la ciudad. Varias viviendas de funcionarios públicos fueron destruidas, y las autoridades bloquearon el acceso a estas áreas afectadas.

Uno de los daños más graves fue el colapso de la torre de control del Aeropuerto Internacional de Naipyidó, lo que complica aún más la llegada de ayuda humanitaria mediante aviones. Imágenes satelitales analizadas por la agencia Planet Labs PBC muestran los escombros esparcidos desde lo alto de la torre, aunque no se ha confirmado si había personal dentro en el momento del derrumbe.

En Tailandia, vecina de Myanmar, el terremoto también causó estragos, especialmente en Bangkok, donde un rascacielos en construcción colapsó, dejando al menos 10 muertos y 78 desaparecidos. Las labores de rescate continuaron el sábado, pero la esperanza de encontrar sobrevivientes entre los escombros comenzaba a desvanecerse.


Un País Sumido en Guerra y Crisis Humanitaria

La situación en Myanmar se agrava por la prolongada y sangrienta guerra civil que ya ha generado una crisis humanitaria de proporciones masivas. Según datos de Naciones Unidas, más de 3 millones de personas han sido desplazadas por los combates, y casi 20 millones enfrentan necesidades urgentes. Los enfrentamientos entre las fuerzas militares y las milicias prodemocráticas han hecho que moverse por el país sea extremadamente peligroso, complicando aún más los esfuerzos de ayuda tras el terremoto.

A pesar del desastre natural, el ejército birmano continuó sus ataques militares incluso después del sismo. Informes destacan que minutos después del terremoto, hubo ataques aéreos contra zonas controladas por rebeldes en los estados de Kayin y Shan, causando más muertes y destrucción. Dave Eubank, fundador de los Free Burma Rangers, señaló que, en algunas áreas afectadas por el conflicto, el terremoto tuvo poco impacto porque muchas aldeas ya habían sido previamente destruidas por los bombardeos militares.


Respuesta Internacional y Ayuda Humanitaria

El gobierno de Myanmar, liderado por el general Min Aung Hlaing, ha aceptado ayuda internacional, una decisión poco común considerando que gobiernos anteriores han sido reacios a permitir asistencia extranjera. Países como China, Rusia, India y Corea del Sur han enviado equipos de rescate, suministros médicos y generadores.

  • China envió 135 expertos y personal de rescate, junto con suministros valorados en 13,8 millones de dólares.
  • Rusia desplegó 120 rescatistas y un equipo médico.
  • Hong Kong contribuyó con un equipo de 51 miembros especializados en emergencias.
  • La ONU asignó 5 millones de dólares para iniciar los esfuerzos de socorro.

Sin embargo, algunos expertos han expresado preocupación por el alcance de la ayuda proveniente de países como Estados Unidos, cuya administración bajo el presidente Donald Trump ha reducido drásticamente su presupuesto de ayuda exterior.


Testimonios y Esperanzas Frustradas

En Bangkok, familiares de los desaparecidos en el colapso del rascacielos luchaban por mantener la esperanza. Naruemol Thonglek, de 45 años, esperaba noticias sobre su pareja, originario de Myanmar, y cinco amigos que trabajaban en el lugar. “Estaba rezando para que hubieran sobrevivido, pero cuando vi la ruina… ¿dónde podrían estar?”, dijo entre lágrimas.

Por su parte, Waenphet Panta, madre de una mujer que trabajaba en el edificio colapsado, confesó que solo tenía noticias de su hija a través de una llamada telefónica realizada justo antes del terremoto. “Estoy rezando para que esté viva”, declaró.


Perspectivas Sombrías para el Futuro

El terremoto ha exacerbado una crisis humanitaria ya crítica en Myanmar. Organizaciones como Plan International han advertido que nunca antes habían visto tal nivel de destrucción en el país. La combinación de un desastre natural con una guerra civil activa plantea desafíos sin precedentes para la distribución de ayuda y la recuperación.

“Cuando ocurre un gran terremoto en una zona donde millones viven en edificios vulnerables, las consecuencias suelen ser desastrosas”, explicó Brian Baptie, sismólogo del Servicio Geológico Británico. “Parece probable que ese sea el caso aquí.”

Con más de 1.600 muertos confirmados y miles de heridos y desaparecidos, el mundo observa cómo Myanmar enfrenta uno de los momentos más oscuros de su historia reciente. Mientras tanto, la comunidad internacional intenta coordinar esfuerzos para mitigar el sufrimiento de millones de personas atrapadas entre la naturaleza y la guerra.


Conclusión: Una Tragedia Amplificada por el Contexto Político

El terremoto de magnitud 7,7 no solo ha destrozado infraestructuras y cobrado miles de vidas en Myanmar, sino que también ha expuesto las profundas cicatrices dejadas por años de conflicto armado y negligencia gubernamental. La respuesta internacional será crucial para evitar que esta tragedia se convierta en una catástrofe aún mayor, pero el camino hacia la recuperación parece largo y lleno de obstáculos. Myanmar necesita no solo ayuda inmediata, sino también soluciones estructurales que aborden las causas subyacentes de su fragilidad.

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