TAIPEI, 18 de marzo.— Un número inusualmente alto de embarcaciones, aviones y drones militares chinos ingresó al espacio aéreo y las aguas que rodean Taiwán entre el domingo y el lunes, según informó el Ministerio de Defensa de la isla. El despliegue incluyó un total de 59 incursiones, de las cuales 43 entraron en la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ZID) taiwanesa, aunque no se registraron confrontaciones directas.

El Ministerio de Defensa taiwanés señaló que monitoreó de cerca las actividades y respondió desplegando aviones, buques de la Marina y defensas costeras con misiles antibuque. Este tipo de operativos chinos ha sido una constante en los últimos años, pero su magnitud suele variar dependiendo de las tensiones políticas regionales y globales.


Motivos del Despliegue Chino

El gobierno chino justificó las maniobras como una respuesta a declaraciones recientes de Estados Unidos y Taiwán, así como al apoyo internacional que la isla ha recibido frente a las reclamaciones de soberanía de Beijing. La portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, afirmó que estas acciones buscan contrarrestar lo que describió como “connivencia extranjera” con el objetivo de promover la independencia de Taiwán:

“Estas son medidas necesarias, legales y justificadas para defender la soberanía nacional, la seguridad y la integridad territorial,” dijo Mao, acusando específicamente a EE.UU. de eliminar referencias que respaldaban el principio de “una sola China” de su sitio web oficial.

Además, Mao criticó duramente al Grupo de los Siete (G7) por su declaración conjunta sobre China, calificándola de “llena de arrogancia, prejuicios e intenciones maliciosas.” El G7 había denunciado las acciones chinas en el estrecho de Taiwán y el mar de China Meridional, afirmando que ponen en peligro la estabilidad regional y el comercio global.


Reacciones desde Taiwán

El presidente taiwanés, William Lai Ching-te, enfureció aún más a Beijing la semana pasada al reiterar la postura oficial de Taiwán respecto a China continental. Lai declaró que la ley taiwanesa considera a China como una “fuerza hostil extranjera,” y anunció medidas más estrictas para prevenir la infiltración china en sectores como la prensa y los intercambios cívicos. También advirtió sobre el riesgo de que figuras influyentes y miembros del ejército vendan secretos a China.

Desde 2016, el gobierno liderado por el Partido Democrático Progresista (PDP) ha abogado por la idea de que Taiwán es de facto un país independiente bajo el nombre de República de China (ROC), argumentando que su futuro debe ser decidido exclusivamente por sus 23 millones de habitantes. Sin embargo, esta postura contradice frontalmente la visión de Beijing, que considera a Taiwán una “parte inalienable” de su territorio.


Importancia Estratégica del Estrecho de Taiwán

El estrecho de Taiwán, una vía marítima clave para el comercio global, ha sido escenario recurrente de tensiones geopolíticas. Mientras China no interfiere directamente con el transporte civil, mantiene una fuerte oposición a las actividades militares de EE.UU. y otros países en la región.

El conflicto también tiene implicaciones económicas significativas, ya que el estrecho es una de las rutas comerciales más importantes del mundo. Cualquier escalada militar podría tener consecuencias devastadoras para la economía global.


Fortalecimiento Militar de Taiwán

Frente a la creciente amenaza china, Taiwán ha intensificado sus esfuerzos para fortalecer su capacidad defensiva. Recientemente, adquirió nuevos sistemas de armamento de EE.UU., incluidos misiles avanzados y aviones de combate, mientras revitaliza su propia industria de defensa con proyectos estratégicos como la construcción de submarinos domésticos.

Estas inversiones reflejan la determinación de Taiwán de resistir cualquier intento de coerción por parte de China. Sin embargo, el desequilibrio militar entre ambas partes sigue siendo abrumador, lo que aumenta la presión diplomática y económica sobre Taipei.


Un Futuro Incierto

Las tensiones entre China y Taiwán han alcanzado niveles sin precedentes en los últimos años, alimentadas por la retórica cada vez más agresiva de Beijing y el apoyo internacional creciente a la isla. Para China, la “reunificación nacional” sigue siendo uno de los objetivos centrales del presidente Xi Jinping, quien no ha descartado el uso de la fuerza para lograrlo.

Por otro lado, Taiwán insiste en que su soberanía y autodeterminación no están en negociación. Esta divergencia fundamental hace que el conflicto sea extremadamente difícil de resolver mediante medios pacíficos.

“La paz es posible, pero requiere diálogo sincero y respeto mutuo,” comentó un analista político. “Hasta entonces, la región seguirá siendo un polvorín.”

Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación, sabiendo que cualquier error de cálculo podría desencadenar un conflicto de proporciones catastróficas.

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