BRASILIA, 18 de marzo.— El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó este martes un ambicioso proyecto de ley que busca eximir del pago del Impuesto sobre la Renta a los contribuyentes que ganan hasta 5.000 reales (805 euros) mensuales, beneficiando a unos 10 millones de personas adicionales. La propuesta fue entregada al presidente de la Cámara Baja, Hugo Motta, para su discusión y aprobación en el Congreso.

Este anuncio llega en un momento crítico para Lula, quien enfrenta los niveles más bajos de popularidad de sus tres mandatos presidenciales. Con una economía desafiada por la inflación y el aumento de precios de alimentos, el líder progresista busca implementar medidas que promuevan mayor equidad social y ofrezcan alivio económico a las clases medias y trabajadoras.


Ampliación de la Exención

Actualmente, están exentos del pago del impuesto los cerca de 10 millones de contribuyentes con rentas de hasta 3.036 reales (unos 533 dólares) mensuales. El nuevo proyecto duplicaría ese límite, extendiendo la exención a quienes ganan hasta 5.000 reales mensuales a partir de enero de 2026.

El objetivo es reducir la carga fiscal sobre los sectores de menores ingresos y fomentar un mayor poder adquisitivo en una población afectada por la crisis económica.

“Este es un proyecto neutro, que no va a aumentar ni disminuir la recaudación del Gobierno, pero permitirá una reparación porque 141.000 personas que ganan más de 50.000 reales al mes van a contribuir para que 10 millones de personas no paguen impuesto de renta,” afirmó Lula durante la presentación.


Compensación Fiscal: Más Impuestos para los Altos Ingresos

Para compensar la pérdida de ingresos fiscales, el Gobierno propuso la creación de un impuesto mínimo adicional de hasta el 10 % sobre los dividendos y otras rentas percibidas por contribuyentes que ganan más de 50.000 reales (unos 8.785 dólares) mensuales. Este grupo incluye principalmente a empresarios y altos ejecutivos.

Además, se prevé la introducción de un impuesto sobre las ganancias y dividendos distribuidos por empresas, tanto en Brasil como en el extranjero. Según el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, esta medida busca corregir una “herida social de larga data” en un país que, a pesar de ser una de las diez mayores economías del mundo, figura también entre las naciones más desiguales.

“Le estamos pidiendo a los brasileños que ganan más, a los que viven de dividendos y nunca pagaron impuesto de renta, que ayuden a elevar el nivel de vida de la población brasileña,” declaró Lula.


Costo y Compensaciones

Según cálculos del Ministerio de Hacienda, la ampliación de la exención tendrá un costo fiscal de aproximadamente 27.000 millones de reales (unos 4.744 millones de dólares) al año, que el Gobierno dejará de recaudar. Sin embargo, estas pérdidas serán compensadas mediante los nuevos gravámenes sobre las rentas altas y los dividendos.

El ministro Haddad destacó que la reforma busca sanear las finanzas públicas sin comprometer la justicia fiscal:

“Esta medida no solo reduce la desigualdad, sino que también refuerza la sostenibilidad del sistema tributario,” afirmó.


Impacto Político y Económico

La propuesta fue anunciada inicialmente por Lula en noviembre pasado, generando reacciones mixtas. En ese momento, el anuncio provocó turbulencias en los mercados financieros, contribuyendo a una fuerte depreciación del real frente al dólar a finales de 2024.

Desde entonces, la popularidad de Lula ha caído del 35 % en noviembre al 29 % en febrero, su nivel más bajo en todos sus mandatos. Este descenso está impulsado principalmente por el aumento de los precios de los alimentos y la percepción de inestabilidad económica.

A pesar de ello, el presidente insiste en que la medida es necesaria para promover “un poco más de justicia social” en Brasil.

“Es una fórmula simple para garantizar que aquellos que tienen más recursos contribuyan al bienestar de quienes menos tienen,” subrayó.


Un Debate Nacional sobre la Desigualdad

El proyecto de ley reaviva un debate central en Brasil: cómo abordar la histórica desigualdad económica del país. Aunque la propuesta cuenta con apoyo en sectores progresistas, enfrentará resistencia en el Congreso, dominado por intereses empresariales y conservadores.

Los críticos argumentan que el impuesto a los dividendos podría afectar inversiones y ralentizar el crecimiento económico. Sin embargo, defensores sostienen que es un paso necesario para redistribuir la riqueza y mejorar las condiciones de vida de millones de brasileños.


Conclusión: Justicia Social en Tiempos de Crisis

La propuesta de Lula refleja un intento por fortalecer su base política y responder a las demandas sociales en un contexto de creciente descontento. Al centrarse en los sectores más vulnerables, el gobierno busca equilibrar las disparidades económicas mientras enfrenta retos significativos, como la inflación y la desconfianza del mercado.

“Brasil necesita políticas que eleven el nivel de vida de su gente, no que lo depriman aún más,” concluyó Lula durante el acto.

Mientras tanto, la discusión en el Congreso determinará si esta iniciativa logra convertirse en ley o queda truncada por intereses contrapuestos. Lo cierto es que, en un país profundamente desigual, cualquier cambio en el sistema tributario tiene el potencial de transformar vidas —y de polarizar aún más el panorama político.

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