NUUK, Groenlandia, 10 de marzo.— En una jornada histórica para el territorio autónomo danés, Groenlandia celebra este martes unas elecciones parlamentarias que podrían marcar un punto de inflexión en su camino hacia la independencia. Sin embargo, el debate político no gira únicamente en torno a la separación de Dinamarca, sino también sobre cómo garantizar el bienestar de sus casi 57.000 habitantes, en medio del interés estratégico de Estados Unidos por esta vasta isla ártica.


Un Escenario Incierto

El único sondeo publicado antes de los comicios, realizado hace más de un mes, apunta a un posible triunfo del partido socialista Inuit Ataqatigiit (IA), liderado por el presidente Múte B. Egede, con un 31 % de los votos. Le seguiría el histórico Siumut, de tendencia socialdemócrata, con un ligero retroceso respecto a las elecciones de 2021. El tercer lugar lo ocuparía Demokratiit, con cerca del 19 %, desplazando al Naleraq, el partido más proclive a romper rápidamente los lazos con Dinamarca.

De confirmarse estos resultados, es probable que IA y Siumut repitan la coalición que ha gobernado Groenlandia durante los últimos tres años. Ambos partidos han dominado la política local desde la implantación de la autonomía en 1979, aunque ahora enfrentan nuevos desafíos relacionados con la independencia y el desarrollo económico.

“Se va a decidir el futuro de Groenlandia. Y los partidos quieren cosas distintas, así que veremos qué dirección toma Groenlandia”, declaró Aviaq Pedersen, una estudiante de Nuuk, reflejando la incertidumbre que rodea estas elecciones.


La Sombra de Trump y el Interés de EE.UU.

El interés reiterado del expresidente estadounidense Donald Trump por adquirir Groenlandia ha sido un tema recurrente durante la campaña electoral. Aunque Trump prometió recientemente “respeto” y “billones de dólares” en inversiones si Groenlandia decide su futuro, su propuesta ha sido ampliamente rechazada tanto por políticos como por la población local.

En una entrevista con la televisión pública danesa DR, Egede subrayó la necesidad de construir una economía sólida antes de avanzar hacia la independencia, defendiendo un gobierno “robusto” que priorice el bienestar de los groenlandeses.

“Queremos respeto. No estamos en venta”, afirmó Egede, reiterando la postura mayoritaria en Groenlandia. Según un sondeo reciente, el 85 % de los groenlandeses no desea formar parte de Estados Unidos.

El Siumut, tradicionalmente el partido dominante en la política groenlandesa, ha enviado mensajes ambiguos sobre la independencia durante la campaña, lo que le ha costado perder figuras clave como Aki-Matilda Høegh-Dam, una de las dos diputadas groenlandesas en el Parlamento danés, quien se unió al Naleraq.


El Naleraq: La Fuerza Más Pro-EE.UU.

El Naleraq, aunque menor en representación, ha ganado visibilidad gracias a su activismo en redes sociales y su defensa de estrechar lazos con Estados Unidos. Su líder, Pele Broberg, propone firmar un tratado de libre asociación con Washington a cambio de financiación y seguridad militar. Este partido también ha captado apoyo entre los jóvenes, incluyendo a la influyente Qupanuq Olsen, conocida por sus videos en inglés sobre la cultura inuit.

Sin embargo, el Naleraq ha generado controversias, como la sugerencia de limitar el voto en un referéndum de independencia solo a personas de origen inuit. Esta propuesta dividió profundamente a la sociedad groenlandesa y debilitó su posición en la coalición anterior con el IA.


Bienestar por Encima de la Independencia

A pesar de que todas las fuerzas políticas apoyan eventualmente la independencia, los groenlandeses están más preocupados por resolver problemas inmediatos relacionados con el bienestar. Según un sondeo del diario Sermitsiaq, el 85 % de los ciudadanos considera que la principal tarea del próximo gobierno debe ser abordar las deficiencias en sanidad, educación, finanzas y vivienda.

“Los políticos deben trabajar más en el área social y de sanidad. Hay que resolver el problema de la gran falta de médicos en la sanidad. Esa es mi primera prioridad”, afirmó Lilly Michaelsen, una trabajadora social.

La dependencia económica de Dinamarca, que aporta cerca del 40 % de los ingresos de Groenlandia, complica cualquier intento de independencia inmediata. Además, el éxodo de groenlandeses hacia Dinamarca —donde actualmente residen unos 17.000— refleja las dificultades para retener a la población debido a las carencias en servicios básicos.


Conclusión: Un Futuro en Equilibrio

Las elecciones de este martes representan un momento crucial para Groenlandia, donde los ciudadanos deben decidir entre avanzar hacia la independencia o priorizar el bienestar y la estabilidad económica. Mientras el interés internacional, especialmente de Estados Unidos, sigue siendo una constante, los groenlandeses han dejado claro que su destino debe ser decidido por ellos mismos.

“Groenlandia tiene derecho a elegir su propio camino, pero primero debemos asegurar que nuestros ciudadanos vivan dignamente”, concluyó Egede, encapsulando el dilema central de estas elecciones.

El resultado final determinará si Groenlandia avanza hacia una mayor autonomía o si opta por mantener sus lazos con Dinamarca mientras fortalece su economía y mejora las condiciones de vida de sus habitantes.

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