CIUDAD DE MÉXICO, 13 Feb.- Angélica Delgado nunca imaginó que su destino sería México cuando abordó un vuelo desde Cuba en diciembre pasado. Su meta era llegar a Estados Unidos y solicitar asilo, como lo han hecho miles de migrantes cubanos antes que ella. Sin embargo, el panorama cambió drásticamente cuando Donald Trump asumió la presidencia nuevamente y cerró las puertas a los solicitantes de asilo en la frontera estadounidense.
“Como casi todos los cubanos, el objetivo era llegar a Estados Unidos… No estaba en los planes quedarse, pero ya es afrontar lo que nos tocó”, dijo Delgado, una joven arquitecta de 23 años que ahora lava platos en un mercado de Ciudad de México mientras intenta reconstruir su vida.
En medio de una represión al asilo liderada por Trump y el endurecimiento de las restricciones migratorias bajo la administración de Joe Biden, Delgado forma parte de un número creciente de migrantes que han abandonado —o al menos pausado— sus sueños de llegar a Estados Unidos y ahora buscan refugio en México.
Un Cambio Radical: De Estados Unidos al “Sueño Mexicano”
Los migrantes que intentaron solicitar asilo en México en enero casi se cuadruplicaron en comparación con el promedio mensual del año anterior, según un funcionario internacional con conocimiento de las cifras. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), encargada de procesar estas solicitudes, aún no ha publicado datos oficiales para enero, pero las señales apuntan a un aumento significativo.
Andrés Ramírez, exdirector de COMAR, explicó que las políticas impulsadas por Trump están llevando a más personas a buscar protección internacional en México. “Todas estas medidas están cerrando las puertas a quienes venían con la esperanza de llegar a Estados Unidos”, afirmó.
Delgado estaba entre cientos de migrantes de Cuba, Venezuela, Haití, Afganistán y otros países que se congregaron afuera de las oficinas de COMAR en la Ciudad de México después de que Trump emitiera órdenes ejecutivas destinadas a militarizar la frontera y reducir el acceso al asilo. Muchos de ellos tenían citas programadas para solicitar asilo en Estados Unidos a través de la aplicación CBP One, creada durante la era Biden, pero que fue cancelada el mismo día de la juramentación de Trump.
“Ya es el sueño mexicano”, comentó un mexicano que ayudaba a amigos haitianos a conseguir una cita para solicitar asilo en México tras las nuevas políticas de Trump. Para muchos, la idea de cruzar ilegalmente a Estados Unidos no es una opción viable debido a los riesgos involucrados, especialmente para aquellos que enfrentan persecución en sus países de origen.
México: Un Refugio Emergente
Angélica Delgado y su pareja, un médico, no pueden ejercer sus profesiones en México porque sus títulos obtenidos en Cuba no son reconocidos en el país. A pesar de esto, prefieren quedarse en México antes que regresar a su isla natal, donde temen represalias por participar en protestas contra el gobierno.
“Cruzar ilegalmente no es una opción para nosotros. Preferimos quedarnos acá”, dijo Delgado. “Tenemos miedo, si nos cogen, nos deportan. Si cruzamos de manera ilegal y nos agarra el gobierno, nos mandan para Cuba”.
México tiene una larga historia de abrir sus puertas a refugiados y exiliados, pero las solicitudes de asilo han aumentado exponencialmente en los últimos años. En 2013, solo se registraron 1.295 solicitudes; para 2023, esa cifra alcanzó un récord de 140.982. Aunque el número disminuyó a 78.975 en 2024 gracias a la aplicación CBP One, que permitió a los migrantes solicitar citas para ingresar a Estados Unidos desde el sur de México, el cierre de esta vía ha redirigido a miles hacia el sistema de asilo mexicano.
Desafíos y Oportunidades en el Sistema de Asilo Mexicano
El aumento en las solicitudes de asilo en México plantea desafíos significativos. Actualmente, COMAR solo puede procesar un par de cientos de casos diarios, lo que genera largas esperas y críticas sobre la capacidad del país para manejar la creciente demanda. En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum ha aumentado drásticamente la financiación para las agencias encargadas de la migración y el asilo, buscando mejorar la infraestructura y agilizar los trámites.
Para algunos migrantes, como Harry Luzardo, un venezolano de 37 años, México representa una mejora significativa en comparación con sus experiencias previas en Ecuador y Chile. “En Chile no recibes este tipo de apoyo”, dijo Luzardo mientras esperaba pacientemente en fila para solicitar asilo en Ciudad de México. “En Chile no hay nada para migrantes”.
Luzardo dejó Venezuela hace cuatro años, pero no pudo obtener un estatus legal ni trabajo estable en Chile. Ahora, con la puerta a Estados Unidos cerrada, México se ha convertido en su plan B. “Me siento bien aquí por ahora”, admitió, aunque reconoció que preferiría estar en Estados Unidos.
Un Futuro Incierto, pero con Esperanza
A medida que más migrantes recalibran sus planes y buscan refugio en México, el país enfrenta la tarea de equilibrar su tradición de hospitalidad con los desafíos logísticos y económicos que implica recibir a decenas de miles de personas cada año. Para Delgado, Luzardo y otros como ellos, México no era el destino soñado, pero se ha convertido en una oportunidad para empezar de nuevo.
“Tenemos que adaptarnos”, dijo Delgado mientras limpiaba platos en el mercado. “Es difícil, pero aquí estamos seguros, y eso es lo más importante”.
Con políticas migratorias cada vez más restrictivas en Estados Unidos, México podría consolidarse como un refugio clave para quienes buscan escapar de conflictos, persecuciones y crisis en sus países de origen. El “sueño americano” puede haberse alejado para muchos, pero el “sueño mexicano” está emergiendo como una alternativa viable, aunque llena de retos.