Científicos de la Universidad de Columbia identifican las neuronas responsables de la saciedad en el cerebro

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Redacción Ciencia, 5 Feb.- Un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia en Nueva York ha logrado aislar en el cerebro de los ratones las neuronas responsables de la saciedad, aquellas que dan la orden de detenerse al comer, un descubrimiento que podría abrir la puerta a nuevos tratamientos contra la obesidad.

El hallazgo se centra en el tronco encefálico de los ratones, una de las partes más primitivas del cerebro, y los investigadores creen que estas neuronas son comunes también en los humanos, lo que podría tener implicaciones importantes para el tratamiento de trastornos relacionados con el apetito y la alimentación.

El estudio, publicado este miércoles en la revista científica Cell, describe cómo los científicos identificaron células con características similares a las de otras neuronas implicadas en la regulación del apetito. Utilizando técnicas avanzadas para analizar el perfil molecular de estas células, los investigadores pudieron observar cómo la activación y desactivación de las neuronas influían en la cantidad de comida que los ratones consumían.

Cuando las neuronas eran activadas con luz, los ratones comían significativamente menos, y la intensidad de esta activación determinaba qué tan rápido dejaban de comer. Además, los experimentos revelaron que las neuronas se desactivaban con una hormona que aumenta el apetito y se activaban con un agonista del GLP-1, como el utilizado en fármacos para la obesidad y la diabetes, como Ozempic.

Según Alexander Nectow, uno de los autores del estudio, estas neuronas tienen la capacidad de “oler, ver, sentir la comida en la boca y el intestino, e interpretar las hormonas intestinales que se liberan durante la ingesta”. Este proceso, explican los investigadores, permite al cerebro decidir cuándo es el momento adecuado para dejar de comer.

Aunque este estudio se ha realizado en ratones, la similitud del tronco encefálico entre los vertebrados sugiere que los humanos también podrían poseer estas neuronas, lo que abre nuevas vías para el desarrollo de terapias eficaces contra la obesidad.

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