París, 4 feb.- El primer ministro francés, François Bayrou, se mostró satisfecho este martes en vísperas de enfrentarse a dos mociones de censura que, según parece, logrará superar gracias a la falta de apoyo de los socialistas y de la extrema derecha. De confirmarse su continuidad, Bayrou habrá conseguido una doble victoria que hace unas semanas parecía inalcanzable: la preservación de su puesto al frente de un Ejecutivo sin mayoría parlamentaria y la aprobación automática del presupuesto para 2025.
Este resultado le otorga el oxígeno necesario para mantenerse en el poder, al menos hasta el próximo verano, cuando el presidente Emmanuel Macron podría convocar nuevas elecciones legislativas debido al bloqueo político que enfrenta la Asamblea Nacional.
Bayrou, con 66 diputados socialistas que respaldan su gobierno, ha logrado lo que su predecesor, Michel Barnier, no consiguió: la supervivencia política. Barnier, quien ostenta el récord del mandato más breve de un primer ministro desde la Segunda Guerra Mundial, fue destituido tras una moción de censura apoyada por la izquierda y la extrema derecha.
El veterano político centrista ha logrado desactivar las tensiones con el partido de Marine Le Pen y ha quebrado la alianza de izquierdas, con los socialistas eligiendo las concesiones recibidas del Gobierno por encima de la confrontación con sus aliados. Los socialistas, aunque no apoyan la moción de censura, han asegurado que no impulsarán la caída de Bayrou, lo que podría garantizar la derrota de la moción presentada por la izquierda.
El dilema de la extrema derecha y la justificación socialista
Por su parte, la extrema derecha liderada por Le Pen ha decidido no apoyar la moción de censura, considerando ilegítimo al Gobierno y desacreditando los presupuestos para 2025, aunque sin querer asumir las consecuencias de una nueva inestabilidad política. Jordan Bardella, mano derecha de Le Pen, instó a evitar la incertidumbre, asegurando que la moción carece de sentido dado que no modificaría el rumbo de los presupuestos.
En cuanto al Partido Socialista, su postura se basa en la necesidad de unas cuentas públicas que garanticen estabilidad económica en un contexto internacional incierto, sin que ello implique el respaldo al actual Gobierno. Aunque no apoyarán la moción de censura, han anunciado que presentarán una nueva iniciativa la próxima semana para derrocar al Ejecutivo, aunque con escasas probabilidades de éxito.
Macron y la estabilidad del país
La situación deja satisfechos tanto a Bayrou como al presidente Macron, quien en una visita a Villejuif, afirmó que “Francia necesita estabilidad” y que no puede permitirse un retroceso. Macron celebró que los elementos clave de su proyecto político se mantuvieran en el nuevo presupuesto, aunque reconoció que una de sus líneas rojas fue alterada con el aumento de impuestos a las principales empresas del país, lo que ha causado malestar entre algunos empresarios, como Bernard Arnault, presidente de LVMH.
El presidente se mostró en sintonía con las críticas de los empresarios, al asegurar que Francia ya ha alcanzado el máximo nivel de imposición y gasto público. Sin embargo, la estabilidad del Gobierno y la aprobación de los presupuestos parecen haber despejado el camino para que Macron siga adelante con sus planes a pesar de las tensiones políticas internas.