TAPACHULA (México), 2 Ene.- La primera caravana migrante del año, integrada por unas 1.500 personas, partió este jueves desde el parque Bicentenario en Tapachula, ciudad fronteriza en el sur de México, con el objetivo de llegar a Estados Unidos antes de la investidura del presidente electo Donald Trump el 20 de enero.

El grupo, compuesto en su mayoría por migrantes de Venezuela, Centroamérica y Haití, enfrenta restricciones del Gobierno mexicano y la incertidumbre ante las medidas prometidas por Trump, que incluyen deportaciones masivas y limitaciones al asilo.

Peticiones y tensiones políticas

Luis Rey García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana (CDH), exhortó a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a permitir el avance de los migrantes:

“Consideramos que el mayor problema son las diferencias políticas entre la doctora Claudia Sheinbaum y el presidente (electo) Donald Trump”, señaló.

Además, García Villagrán advirtió sobre la necesidad de acuerdos bilaterales para implementar políticas migratorias humanitarias, especialmente ante las tensiones generadas por la amenaza de Trump de imponer aranceles del 25 % a productos mexicanos si no se detiene “la invasión” de migrantes.

Historias de desesperación

Migrantes como César Eduardo Milano, de Venezuela, narraron las dificultades que enfrentan al intentar avanzar en México. Después de haber sido asaltado y detenido en condiciones precarias, Milano decidió unirse a la caravana:

“Tomé la opción de ir en grupo para que Dios nos cuide y nos guarde porque es la única forma en la que uno puede subir”.

Por su parte, Erika Murcia, también venezolana, expresó que su meta es llegar a EE.UU. para trabajar y contribuir:

“Uno va a trabajar, uno es profesional, y, lamentablemente, en nuestros países no tenemos la oportunidad de crecer profesionalmente”.

Resistencia a las autoridades

Agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) intentaron detener la caravana y ofrecer permisos para permanecer en el estado de Chiapas, pero los migrantes rechazaron las propuestas, desconfían de las promesas oficiales y se niegan a permanecer en el sur de México, donde consideran que las oportunidades son limitadas.

La salida de esta caravana marca un inicio de año cargado de desafíos humanitarios y políticos, con la migración como tema central en las relaciones entre México y Estados Unidos.

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