Ciudad del Vaticano, 25 Dic.- El papa Francisco, desde el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro, dirigió este miércoles su tradicional mensaje de Navidad ante cerca de 30,000 personas reunidas en la plaza de San Pedro. En su alocución, el pontífice clamó por el cese de los conflictos en Ucrania, Gaza y otras regiones del mundo, exhortando a la humanidad a apostar por el diálogo y la reconciliación.
Llamado a la paz en Ucrania y Oriente Medio
Francisco pidió que «callen las armas en la martirizada Ucrania» y que se abran negociaciones para lograr una «paz justa y duradera». También se refirió a la situación en Gaza, describiéndola como «gravísima», e instó a un cese al fuego, la liberación de rehenes y ayuda para la población extenuada por la guerra.
El pontífice expresó su preocupación por las comunidades cristianas en Israel y Palestina, así como por los fieles en Siria y el sur del Líbano. Enfatizó la necesidad de buscar soluciones que permitan la reconciliación nacional en Libia y de abrir «las puertas del diálogo y la paz» en toda la región.
África, América y otras regiones en crisis
En su mensaje, Francisco recordó la devastación causada por la epidemia de sarampión en la República Democrática del Congo y la violencia en Burkina Faso, Malí, Níger y Mozambique. También pidió un acceso humanitario efectivo para Sudán y nuevas negociaciones de alto el fuego.
En el continente americano, el papa abogó por soluciones justas y armoniosas en países como Haití, Venezuela, Colombia y Nicaragua. También mostró su solidaridad con los desplazados de Myanmar, víctimas de enfrentamientos armados.
Reflexión y esperanza en el Jubileo
El papa aprovechó para invitar a los fieles a reflexionar en el contexto del inicio del Año Jubilar, destacando la importancia de reconciliarse incluso con los enemigos, cruzar las puertas de la esperanza y superar divisiones ideológicas y materiales. Subrayó que el Jubileo debería ser una oportunidad para perdonar las deudas que afectan a los países más pobres y para promover la unidad en comunidades divididas, como Chipre.
Un llamado a los olvidados
Francisco dedicó palabras a los niños que sufren por la guerra y el hambre, a los ancianos en abandono, a los desplazados que buscan refugio, a los desempleados y a los encarcelados. Hizo hincapié en que todos siguen siendo hijos de Dios y merecen dignidad y respeto.
El mensaje concluyó con la bendición «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo) y un deseo de «una serena y santa Navidad» para todos.