TORONTO, 19 Dic.- Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, atraviesa el momento más crítico de su carrera política tras la inesperada dimisión de Chrystia Freeland, su vice primera ministra y figura clave de su gobierno. A ello se suman las presiones de la oposición, miembros de su propio partido y los ataques públicos del presidente electo de EE.UU., Donald Trump.

Desde el lunes, cuando Freeland anunció su renuncia, Trudeau ha evitado a los medios, limitándose a participar en eventos internos del Partido Liberal. En un acto navideño, reconoció que había sido una jornada difícil, mientras los rumores sobre su futuro político se multiplican. Algunos sugieren que Trudeau reflexionará durante las vacaciones, otros apuntan que ya habría decidido dimitir, pero nadie sabe con certeza cuál será su decisión.

El eco de la historia: el ejemplo de Pierre Trudeau

La situación de Justin Trudeau guarda un fascinante paralelismo con los últimos días de mandato de su padre, Pierre Trudeau, hace 40 años. En febrero de 1984, enfrentando un desgaste político similar y presiones internas, Pierre Trudeau tomó un paseo bajo la nieve en Ottawa para reflexionar. Al día siguiente, anunció su dimisión, marcando el fin de su carrera política.

Justin, sin embargo, cuenta con más tiempo para considerar su futuro. El Parlamento canadiense no retomará sesiones hasta el 27 de enero de 2025, dando margen al primer ministro para reorganizar su liderazgo o contemplar su salida.

Freeland: una pérdida crítica

La renuncia de Freeland supone un duro golpe para la imagen de Trudeau. Freeland, quien fungió como su mano derecha durante casi una década, abandonó el cargo criticando abiertamente las decisiones económicas del primer ministro en medio de las amenazas arancelarias de Trump. Su carta de renuncia, publicada en redes sociales, calificó al gobierno de enfocarse en “costosas pantomimas políticas” en lugar de prepararse para la próxima presidencia de Trump.

Esta dimisión resalta el descontento popular ante una economía debilitada, marcada por un aumento constante en el costo de vida que ha dejado a millones de canadienses sin acceso a vivienda o incluso a alimentos básicos.

La oposición y Trump intensifican la presión

Apenas un día después de la dimisión, Trump calificó a Trudeau de “gobernador” y sugirió la anexión de Canadá en su plataforma Truth Social: “El Gran estado de Canadá queda atónito ante la renuncia de la ministra de Finanzas o su despido por parte del gobernador Justin Trudeau”. Estas declaraciones, aunque incendiarias, han encontrado eco en una oposición fortalecida, con el Partido Conservador liderando las encuestas de intención de voto por hasta 25 puntos, según Abacus Data.

Daño a la imagen feminista de Trudeau

La salida de Freeland se suma a una serie de renuncias femeninas que han afectado la credibilidad del primer ministro como defensor del feminismo. Rosie DiManno, columnista de The Toronto Star, criticó duramente a Trudeau en su último artículo: “Nuestro autodeclarado primer ministro feminista es un charlatán”. Añadió que Trudeau parece tener problemas con “mujeres de carácter fuerte que osan objetar”.

Mientras tanto, Canadá observa expectante si Justin Trudeau decidirá seguir el camino de su padre o persistir en su intento por liderar al país en uno de los periodos más complicados de su mandato.

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