San Antonio (EE.UU.), 21 nov.- El fiscal general de Texas, Ken Paxton, presentó este jueves una demanda contra la alcaldía de Dallas, argumentando que la reciente aprobación de una medida que despenaliza la posesión de pequeñas cantidades de marihuana es “ilegal” y viola la Constitución del estado.
Contexto de la Proposición B
El 5 de noviembre, el 66% de los votantes de Dallas, la tercera ciudad más grande de Texas, respaldaron la Proposición B. Esta medida prohíbe que las autoridades locales arresten a personas por portar menos de 113 gramos de marihuana y establece que el olor a cannabis no puede ser utilizado como causa probable para registros o incautaciones, salvo en investigaciones federales.
Aunque el cannabis medicinal está permitido en Texas bajo estrictas condiciones, la posesión recreativa sigue siendo ilegal, con penas que incluyen hasta 180 días de cárcel.
La postura del fiscal general
Paxton, aliado cercano del gobernador Greg Abbott, calificó la Proposición B como un “intento encubierto” de desobedecer las leyes estatales. “Las ciudades no pueden elegir qué leyes estatales respetar. La ciudad de Dallas no tiene autoridad para anular las leyes de drogas de Texas ni prohibir a la policía que las aplique”, declaró el fiscal en un comunicado tras presentar la demanda.
La acción legal busca invalidar la Proposición B, argumentando que contraviene la autoridad legislativa estatal y establece un peligroso precedente de autonomía local frente a leyes estatales.
Implicaciones legales y políticas
La medida aprobada por Dallas refleja un cambio de actitud hacia el cannabis en muchas áreas urbanas, incluso en estados tradicionalmente conservadores como Texas. Sin embargo, la acción de Paxton subraya la resistencia en los niveles más altos del gobierno estatal, especialmente en un contexto político dominado por figuras de la derecha.
La marihuana en el panorama nacional
Mientras el consumo recreativo de marihuana sigue prohibido a nivel federal, más de la mitad de los estados de EE.UU. han legalizado su uso en alguna forma. Este conflicto entre las leyes locales y estatales es emblemático de un cambio cultural y político en torno al cannabis, que continúa dividiendo a legisladores y comunidades en todo el país.
El caso podría tener repercusiones importantes no solo para Dallas, sino también para otras ciudades texanas que podrían considerar iniciativas similares, poniendo a prueba los límites del poder local frente al estatal.