Madrid, 24 oct.- Veinticinco años después de su icónica interpretación de Alice en Ojos bien cerrados, la última obra maestra de Stanley Kubrick, Nicole Kidman ha decidido protagonizar un nuevo thriller erótico titulado Babygirl. Esta vez, sin embargo, la actriz de 57 años ha revelado que su experiencia en el set fue muy diferente, especialmente en lo que respecta a las escenas íntimas, las cuales describió como tanto excitantes como incómodas.

Durante una reciente entrevista con el diario Sun, Kidman confesó que, en ciertos momentos de la filmación, se sintió tan abrumada que pidió que se detuviera la grabación. “Hubo momentos mientras filmábamos en los que pensé: ‘No quiero tener más orgasmos’”, reveló. “Pensaba: ‘No te acerques a mí. Odio hacer esto. ¡No me importa si nunca más me tocan en mi vida!’”, agregó, subrayando la intensidad emocional de las escenas que estaba interpretando.

La trama de Babygirl gira en torno a Romy, una exitosa directora ejecutiva, interpretada por Kidman, quien, a pesar de estar casada con Jacob (Antonio Banderas), inicia un peligroso romance clandestino con Samuel (Harrison Dickinson), un pasante considerablemente más joven. La película, escrita y dirigida por Halina Reijn, explora las complejidades de la infidelidad y el deseo.

Kidman, que trabajó junto a Banderas y Dickinson, de 64 y 28 años respectivamente, destacó la importancia de la confianza y el cuidado mutuo en el rodaje. “Harris, Antonio y yo fuimos muy, muy amables entre nosotros y nos ayudamos mutuamente”, aseguró. Para garantizar un entorno seguro durante las escenas íntimas, el equipo trabajó con un coordinador de intimidad, aunque la actriz también enfatizó la importancia de mantener el espacio sagrado del set. “Sigo creyendo firmemente en el carácter sagrado del set o del espacio de los actores, y que nunca, nunca, se debe violar”, explicó.

Un aspecto que Kidman consideró fundamental fue tener a una directora mujer al mando. “No creo que hubiera podido hacerlo trabajando con un hombre”, admitió. “La única forma en que podía hacerlo era con ella, porque las dos nos sentábamos y hablábamos”, recordó. Esta comunicación abierta permitió a Kidman sentirse protegida y valorada durante el proceso.

Además, la actriz reveló que antes de aceptar el papel, conversó con su familia sobre su participación en la película. “Cuando leí el guion, pensé que era muy divertido, pero también estaba entusiasmada y de alguna manera hipnotizada”, señaló. Kidman, casada con el músico Keith Urban y madre de dos hijas, Sunday Rose y Faith Margaret, de 16 y 13 años respectivamente, enfatizó la importancia de tener el apoyo de su familia en decisiones profesionales tan desafiantes.

Babygirl promete ser un thriller intrigante que no solo explorará la sexualidad y el deseo, sino también los límites y la vulnerabilidad de sus personajes. Kidman, con su vasta experiencia en la industria, está lista para llevar a la audiencia en un viaje emocional y provocativo que seguramente resonará con muchos.

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