Pittsburgh (EE.UU.), 14 de julio. — Las imágenes del expresidente y candidato republicano Donald Trump, con el puño en alto, la cara ensangrentada y gritando “peleen”, tras haber sido alcanzado por un disparo, se han convertido instantáneamente en un momento histórico.
El mitin, que se llevó a cabo la tarde del sábado en Butler, Pennsylvania, fue interrumpido bruscamente cuando un joven blanco disparó desde el tejado de un edificio cercano, intentando acabar con la vida del exmandatario. Fotoperiodistas y videógrafos presentes capturaron los momentos cruciales de este ataque.
El sonido de varios disparos resonó, interrumpiendo el discurso de Trump y provocando una rápida reacción de los francotiradores del Servicio Secreto, quienes abatieron al atacante. Trump, herido levemente en la oreja derecha, se llevó la mano a la cara antes de ser empujado al suelo por los agentes.
En un acto que ya está siendo considerado histórico, Trump se levantó, rodeado por los agentes del Servicio Secreto, y pidió que esperaran. Con determinación, se abrió paso entre ellos, levantó el puño derecho y gritó varias veces: “peleen, peleen” (Fight! en inglés).
A pesar de la posibilidad de nuevos disparos, Trump continuó enfrentando al público con el puño en alto antes de bajar del escenario y entrar en un vehículo blindado que lo esperaba a un lado. Con la cara ensangrentada, despeinado y visiblemente afectado por el caos del momento, el exmandatario creó una imagen poderosa que sus simpatizantes ya están replicando en todos los foros.
La audiencia, inicialmente en el suelo entre gritos y confusión, se levantó y comenzó a corear las siglas USA, mientras algunos mostraban agresividad hacia la prensa presente. Este incidente no solo puso a prueba la seguridad del evento, sino que también reforzó la imagen de Trump como un líder desafiante y combativo en el escenario político estadounidense.