Teherán, Irán, 5 de julio de 2024. — En un momento crítico para Irán, marcado por una profunda crisis económica y crecientes tensiones internacionales, los iraníes acudieron a las urnas este viernes para la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales trascendentales. Los candidatos en liza son el diputado reformista Masud Pezeshkian y el ultraconservador Said Jalili, quienes ofrecen rutas claramente divergentes para el futuro del país.
La votación se prolongó hasta la medianoche, después de haber comenzado a las 8:00 AM, con una ampliación del horario electoral debido a la participación activa de los votantes. Un total de 61 millones de iraníes estaban habilitados para votar en esta crucial elección, que originalmente no estaba programada hasta 2025, pero se adelantó debido al fallecimiento del presidente Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero el pasado 19 de mayo.
El ayatolá Ali Jamenei, líder supremo de Irán, fue uno de los primeros en votar, reiterando la importancia de una participación elevada después de que la primera vuelta registrara el nivel más bajo en 45 años, con solo un 39.92% de los electores acudiendo a las urnas. “La segunda vuelta de las elecciones presidenciales es muy importante”, declaró Jamenei en un mensaje previo a la votación, instando a la ciudadanía a ejercer su derecho democrático.
Masud Pezeshkian, de 69 años y único reformista autorizado a competir, aboga por un acercamiento a Occidente y una política de levantamiento de sanciones para revitalizar la economía iraní. Con el apoyo de ex presidentes reformistas y moderados como Mohammad Jatami y Hasan Rohani, Pezeshkian ha resonado entre los votantes jóvenes y urbanos que se sienten frustrados por las condiciones económicas actuales.
En contraste, Said Jalili, de 58 años y conocido por su postura inflexible frente a las potencias occidentales, promueve una política de firmeza y autosuficiencia. Jalili, quien fue respaldado por figuras conservadoras prominentes, incluido el presidente del Parlamento, Mohammad-Bagher Ghalibaf, ha apelado a los votantes con un discurso centrado en la seguridad y la soberanía nacional.
Los debates televisados antes de la votación resaltaron las divisiones en la política iraní, con discusiones intensas sobre la economía, las relaciones internacionales y la necesidad de reformas. Los candidatos también expresaron preocupación por la baja participación electoral y las restricciones en internet, que han limitado el acceso a información y han generado descontento entre la población.
A medida que Irán espera los resultados el sábado, el mundo observa atentamente. El resultado de estas elecciones podría redefinir la relación de Irán con Occidente y dentro de la región, en un momento en que las tensiones por el programa nuclear iraní y la guerra en Gaza mantienen a la comunidad internacional en alerta.