Haro, España, 29 de junio.- Este sábado, la ciudad de Haro, en la famosa región vinícola de La Rioja, se convirtió en un campo de batalla donde el vino fluyó en lugar de la sangre. Más de 8,000 entusiastas, equipados con pistolas de agua, cubos y sulfatadoras, lanzaron más de 40,000 litros de vino unos a otros en una vibrante celebración de la Batalla del Vino, un evento que goza del reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2011.
La fiesta arrancó al amanecer cerca de la ermita de San Felices, con asistentes de todas partes de España y numerosos turistas internacionales que no quisieron perderse la ocasión. A pesar de la amenaza de lluvia, la alegría y el entusiasmo no se vieron mermados.
Adrián, un participante de Barcelona que llegó con amigos para una despedida de soltero, destacó a EFE la singularidad de la fiesta: “Celebrar aquí es la mejor opción. Esta fiesta es insuperable en estas fechas”.
Los locales y visitantes coinciden en que el día de la Batalla del Vino es el mejor del año en Haro, ideal para disfrutar en compañía de amigos y familia. Alberto, un residente, señala que la clave es “divertirse en comunidad y con un buen almuerzo”.
Una de las tradiciones más respetadas es que no se debe rociar vino antes de que termine la misa en la ermita de San Felices, aunque siempre hay quien decide comenzar la celebración un poco antes.
Visitantes de tan lejos como Suiza y Estados Unidos también se sumaron a la festividad. Laila, de Suiza, expresó su fascinación por España y su deseo de conocer La Rioja. Por su parte, el matrimonio Richer, de Estados Unidos, señaló que viajaron especialmente para experimentar esta tradición única.
Este año, al caer en sábado, la afluencia de público fue especialmente alta, lo que según Álvaro, otro participante local, “complica un poco las cosas, pero todo está bajo control gracias a un esfuerzo coordinado de seguridad que incluyó la ayuda de la policía francesa”.
La Batalla del Vino de Haro es una tradición con raíces históricas que se remontan a siglos atrás, aunque se cree que la costumbre de lanzarse vino comenzó a finales del siglo XIX. Este festivo evento no solo celebra la rica herencia vinícola de la región, sino que también une a personas de diversas partes del mundo en un espectáculo de alegría y comunidad.