PIÑOR (OURENSE), 8 JUNIO.- En el pequeño municipio gallego de Piñor, conocido más por su industria funeraria que por las visitas de celebridades, la tranquilidad habitual se ha visto alterada tras confirmarse que el cantante internacional Julio Iglesias ha adquirido una imponente casa solariega, propiedad que pertenecía al exalcalde de Ourense, Manuel Cabezas, y su esposa Ada Arroyo.

El inmueble, de 1.340 metros cuadrados, incluye lujos como un lago artificial, extensos jardines, una piscina de gran tamaño, ascensor interior y un garaje con capacidad para hasta veinte vehículos. El revuelo no ha tardado en instalarse entre los poco más de mil habitantes de este pueblo ourensano, que ahora presume de tener un vecino de fama global.

Aunque Cabezas ha preferido mantener la discreción sobre la operación, el constante movimiento de operarios, vehículos y trabajos de limpieza en el muro perimetral han confirmado lo que ya era un secreto a voces. “¡Vamos a tener a un famoso! Increíble”, exclamó emocionada una vecina admiradora del intérprete de La vida sigue igual.

Una conexión gallega que vuelve a sus raíces

Para muchos, la adquisición ha resultado tan sorprendente como significativa. Manuel Bernárdez, antiguo empleado de la finca, confesó que “jamás habría imaginado que Julio Iglesias viniese a comprar una casa aquí”. Y sin embargo, la historia del cantante siempre ha estado unida a Galicia: su padre, el doctor Julio Iglesias Puga, nació en Ourense en 1916.

El doctor Iglesias Puga fue pionero en ginecología y reproducción en España, creador de la Maternidad de Madrid y víctima de un secuestro por parte de ETA en 1981, que lo mantuvo cautivo durante tres semanas. Siempre expresó su deseo de que su hijo recibiera un título nobiliario gallego. Aunque ese título nunca llegó, la compra de esta propiedad parece sellar de algún modo el lazo afectivo con la tierra natal de su padre.

De cantante a nuevo referente local

Julio Iglesias, nacido en Madrid en 1943, visitó Ourense en varias ocasiones y actuó allí ante miles de personas en 1970. Su conexión con la región quedó inmortalizada en Un canto a Galicia, lanzado solo un par de años después. Ahora, más de cinco décadas más tarde, regresa a sus raíces, no con un concierto, sino como residente.

La operación inmobiliaria ha devuelto a Piñor al foco mediático, esta vez no por sus fábricas de ataúdes, sino por la inesperada llegada de una leyenda de la música. El pueblo, que suele permanecer en el anonimato, se convierte así en escenario de una historia tan insólita como simbólica: la vuelta a casa de uno de los artistas más universales que ha dado España.

Publicidad