BOGOTÁ, 27 de abril.- El ministro del Interior de Colombia, Armando Benedetti, una figura clave en el gobierno del presidente Gustavo Petro, admitió públicamente que ha sido adicto a las drogas y al alcohol durante gran parte de su vida. Sin embargo, aseguró que gracias a un proceso de rehabilitación ha logrado cambios significativos en su vida personal, destacando que ahora es un mejor padre, esposo y amigo.

En una entrevista publicada este domingo por la revista Cambio, Benedetti reveló que ha lidiado con estas adicciones durante 27 de sus 57 años de vida. A lo largo de su trayectoria, se ha sometido a dos procesos de rehabilitación: uno en 1995, que le permitió mantenerse alejado del consumo durante 14 años, y otro iniciado en octubre del año pasado, tras recaer en sus adicciones.


“No Quisiera Ser Adicto, Pero Lo Soy”: La Confesión de Benedetti

Durante la entrevista, Benedetti reconoció que enfrentar su condición no ha sido fácil. “A veces me da duro aceptarlo. A nadie le gusta decir que es un enfermo. Yo no quiero ser drogadicto. O sea, no quisiera ser adicto, y lo soy. Es una enfermedad”, afirmó el ministro, subrayando que la adicción debe ser vista como una patología y no como un estigma social.

La confesión de Benedetti llega en un contexto delicado para el gobierno de Gustavo Petro, luego de que el excanciller colombiano Álvaro Leyva acusara al presidente de tener problemas de adicción a las drogas, basándose en observaciones realizadas durante una visita oficial a Francia en junio de 2023. Petro ha negado rotundamente estas acusaciones, afirmando que su única adicción es “al amor”.


Críticas y Apoyos Desde el Gobierno

La confesión de Benedetti ha generado debate tanto dentro como fuera del gobierno. Sectores opositores y críticos han cuestionado su permanencia en el gabinete, citando no solo sus problemas de adicción, sino también los escándalos judiciales relacionados con casos de corrupción en los que está involucrado. Algunos han pedido su renuncia, argumentando que su situación podría afectar la imagen del gobierno.

Por otro lado, quienes apoyan a Benedetti destacan su valentía al reconocer públicamente sus problemas y buscar ayuda profesional. Además, resaltan los cambios positivos que ha experimentado en los últimos meses, los cuales ha compartido abiertamente.


Rehabilitación y Cambios Personales

El ministro explicó que su proceso de rehabilitación ha marcado un antes y un después en su vida. Según Benedetti, ha logrado mejorar notablemente sus relaciones personales, especialmente con su esposa, Adelina Guerrero, a quien reconoció haber sido infiel en el pasado debido a su consumo de alcohol.

“Estamos en luna de miel y eso es porque yo me estoy portando bien, no porque ella haya necesitado hacer algún cambio. Es que cuando usted toma licor, usted abre muchas puertas: a la infidelidad, a dedicarse mucho más al trabajo, a alejarse de la familia. Y ese tipo de puertas terminan rompiendo siempre las relaciones”, reflexionó.

Benedetti también destacó que su nueva perspectiva de vida incluye un mayor equilibrio emocional y físico. “Cuando usted se aleja de eso –y no estoy hablando contra las personas que toman–, la vida cambia, como me ha pasado en los últimos meses: mi vida ha cambiado para bien desde cualquier punto de vista. Desde cuando me acuesto hasta cuando me levanto. Mi tranquilidad y, sobre todo, lo más importante, la relación con mi esposa y con mis hijos”, afirmó.


Un Diagnóstico de Salud que Marcó un Punto de Inflexión

El ministro reveló que su decisión de buscar ayuda coincidió con un diagnóstico médico que lo impactó profundamente: fue diagnosticado con un precáncer en el colon. Este hallazgo lo llevó a replantearse su estilo de vida y priorizar su salud física y mental.

“Hasta ese día vivía como si cada día fuera el último. Me dio durísimo porque pensé que podía perderlo todo. Eso me hizo entender que necesitaba un cambio radical”, comentó Benedetti, quien asegura que este episodio lo motivó a enfocarse en su recuperación integral.


Una Lección Sobre Vulnerabilidad y Resiliencia

La confesión pública de Armando Benedetti pone de manifiesto la importancia de tratar la adicción como una enfermedad y no como un defecto moral. Su historia refleja cómo la vulnerabilidad puede convertirse en una oportunidad para el crecimiento personal y la transformación.

En un país donde el estigma hacia las adicciones sigue siendo fuerte, Benedetti espera que su testimonio sirva como un ejemplo para otros que enfrentan desafíos similares. “La adicción es una enfermedad, no un estigma”, reiteró, destacando que buscar ayuda profesional es el primer paso hacia la recuperación.


Conclusión: Un Líder Consciente de Sus Errores

La honestidad de Benedetti al hablar sobre sus adicciones y errores personales ha generado reacciones encontradas. Mientras algunos ven en ello una muestra de autenticidad y compromiso con el cambio, otros cuestionan su capacidad para liderar desde el Ministerio del Interior.

Lo cierto es que su caso plantea importantes debates sobre la salud mental, la rehabilitación y la ética política en Colombia. Benedetti, quien ha ocupado cargos destacados como embajador en Venezuela y la FAO, así como roles legislativos en el Congreso, asegura que su nueva etapa lo ha hecho más consciente de sus responsabilidades como líder y ciudadano.

En última instancia, su historia demuestra que incluso quienes ocupan posiciones de poder no están exentos de luchar contra problemas personales, pero que el reconocimiento de estas luchas puede abrir caminos hacia la redención y el crecimiento.

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