CIUDAD DEL VATICANO, 22 ABRIL.- El papa Francisco falleció víctima de un ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV) o derrame cerebral, que derivó en un coma y una insuficiencia cardiocirculatoria irreversible. Así lo detalla el certificado de defunción emitido este lunes por el Vaticano y firmado por el director del Departamento de Salud e Higiene del Vaticano, el profesor Andrea Arcangeli.
El documento oficial establece: “Certifico que Su Santidad Francisco (Jorge Mario Bergoglio), nacido en Buenos Aires (Argentina) el 17 de diciembre de 1936, residente en la Ciudad del Vaticano y ciudadano vaticano, falleció a las 7:35 horas del día 21/04/2025 en su piso de la Domus Santa Marta (Ciudad del Vaticano) debido a un derrame cerebral, coma y colapso cardiovascular irreversible”. Arcangeli concluyó con firmeza: “Declaro que, según mi leal saber y entender, las causas de la muerte son las arriba indicadas”.
Un Deterioro Progresivo
Los últimos días del pontífice argentino estuvieron marcados por un deterioro progresivo de su salud, incluidos dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda en las horas previas a su muerte. Este estado crítico no fue inesperado para quienes seguían de cerca su convalecencia tras permanecer 38 días hospitalizado en el Policlínico Gemelli debido a una neumonía bilateral severa.
A pesar de estas complicaciones, Francisco se mantuvo activo hasta sus últimos momentos, rechazando repetidamente los consejos médicos de reposo absoluto y ventilación asistida. Los médicos incluso habían sugerido su traslado nuevamente a Casa Santa Marta para transitar allí sus últimos días, pero el papa, fiel a su estilo, continuó cumpliendo con sus compromisos espirituales y pastorales.
Según reveló el periódico italiano Corriere della Sera, Francisco despertó el lunes a las seis de la mañana en condiciones relativamente estables. Sin embargo, apenas una hora después, sufrió un grave malestar que desencadenó su fallecimiento a las 7:35 horas.
Despedidas Significativas
En sus últimos días, Francisco sorprendió a propios y extraños con gestos de cercanía, incluso en medio de su delicado estado de salud. Celebró encuentros significativos con figuras internacionales, como el rey Carlos III del Reino Unido, con quien compartió reflexiones sobre temas globales y religiosos.
Poco antes de su muerte, recibió al vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, en un breve pero emotivo saludo donde ambos intercambiaron felicitaciones por la Pascua. Este acto reflejó la voluntad de Francisco de mantenerse conectado con el mundo hasta sus últimos instantes.
Su última aparición pública ocurrió ese mismo día, cuando concedió un baño de multitudes en la Plaza de San Pedro. Con miradas compasivas, gestos tiernos hacia los niños y palabras de esperanza, Francisco dejó una imagen perdurable de humanidad y entrega.
Una Vida Marcada por la Resiliencia
La salud de Francisco había sido motivo de preocupación durante meses. Repetidas infecciones respiratorias lo habían debilitado considerablemente, aunque nunca dejó de lado su misión pastoral ni su conexión con los fieles.
Durante su estadía en el hospital Gemelli, enfrentó varias crisis que pusieron en duda su recuperación. Aun así, regresó al Vaticano para continuar su labor espiritual, destacándose por su capacidad de resistir incluso en condiciones extremas.
Fiel a su naturaleza humilde y accesible, Francisco ignoró las recomendaciones de aislamiento médico y continuó interactuando con las personas que acudían a verlo. Estas decisiones personales reafirmaron su legado como un líder cercano y profundamente comprometido con la causa humana.
Conclusión
El fallecimiento del papa Francisco marca el fin de un pontificado histórico que transformó la Iglesia Católica y dejó huella en millones de personas en todo el mundo. Su muerte, provocada por un ictus que exacerbó su ya frágil estado de salud, subraya su resiliencia y determinación hasta el último momento.
Con su partida, el Vaticano entra en un período de Sede Vacante, mientras el mundo entero rinde homenaje a un hombre que encarnó los valores de la solidaridad, la justicia social y la inclusión. Su legado seguirá inspirando tanto a creyentes como a no creyentes, consolidándose como uno de los líderes más influyentes del siglo XXI.