ISLAMABAD, 27 de marzo — Al menos tres personas murieron y más de veinte resultaron heridas este miércoles en un atentado con bomba en la ciudad de Quetta, capital de la provincia de Baluchistán, en el suroeste de Pakistán. El incidente ocurrió al paso de un vehículo policial por el mercado de Bareech, en la zona de Double Road, agravando aún más la ya precaria situación de seguridad en la región.


El Ataque: Una Bomba Colocada en una Motocicleta

Según declaraciones del funcionario de la comisaría de Quetta, Arshad Hussain, “una bomba colocada en una motocicleta estalló al paso de un furgón policial a las 14:50 horas (9:50 GMT)”. El objetivo principal del atentado parece haber sido el vehículo de la policía, aunque también causó víctimas civiles, incluidos transeúntes y comerciantes del área.

Hasta el momento, ningún grupo insurgente o separatista ha reivindicado la autoría del ataque. Sin embargo, el contexto de creciente violencia armada en Baluchistán sugiere que podría estar vinculado a los movimientos separatistas que operan en la región.


Reacción del Gobierno Central

La Oficina del primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, condenó el atentado en un comunicado oficial y ordenó una investigación exhaustiva del incidente. “Los elementos que siembran el desorden en Baluchistán son enemigos del desarrollo de la región”, afirmó el gobierno en un mensaje que subraya la determinación de Islamabad de enfrentar a los grupos insurgentes.

El comunicado también destacó que el mandatario “nunca permitirá que los malvados planes de los instigadores tengan éxito” y reiteró el compromiso del gobierno de continuar “la lucha contra el monstruo del terrorismo hasta erradicarlo completamente del país”.


Un Contexto de Violencia Creciente

El atentado en Quetta se produce en medio de un repunte significativo de la violencia en Baluchistán, una provincia rica en recursos naturales pero económicamente marginada. Los separatistas baluchis acusan al gobierno central de explotar los recursos de la región mientras mantienen a la población local en condiciones de pobreza y falta de desarrollo.

En los últimos días, la situación ha escalado considerablemente:

  • Ataques recientes: Al menos siete personas murieron anoche en dos ataques atribuidos a supuestos insurgentes baluchis en distintas partes de la provincia.
  • Secuestro del Jaffar Express: El pasado 11 de marzo, el Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA) reivindicó el secuestro del tren de pasajeros Jaffar Express, con más de 400 personas a bordo. La operación militar para liberar a los rehenes dejó un saldo trágico: 33 insurgentes muertos, además de 26 víctimas, entre ellas militares, empleados ferroviarios y civiles.
  • Formación de un frente armado: La violencia se intensificó tras el anuncio, el 2 de marzo, de la formación de un frente armado integrado por varios grupos separatistas baluchis.

Protestas y Represión

Además de los ataques armados, Baluchistán ha sido escenario de protestas masivas tras el arresto de varios líderes del Comité de Solidaridad Baluchi (BYC), incluida su presidenta, Mahrang Baloch. Estas detenciones han generado huelgas y manifestaciones en varias partes de la provincia, exacerbando las tensiones entre las comunidades locales y las autoridades centrales.

Los líderes separatistas denuncian que el gobierno de Islamabad no solo ignora las demandas de desarrollo económico y social de Baluchistán, sino que también reprime sistemáticamente a quienes intentan exigir justicia y derechos.


Un Escenario Geopolítico Complejo

Baluchistán, que comparte fronteras con Irán y Afganistán, es estratégicamente importante debido a sus vastos recursos naturales, incluidos gas natural, minerales y oro. Además, alberga proyectos clave como el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), parte de la iniciativa global “Belt and Road” de China. Este proyecto ha sido blanco de críticas por parte de los separatistas, quienes argumentan que los beneficios económicos no llegan a las comunidades locales.

La inestabilidad en Baluchistán no solo afecta a Pakistán, sino que también tiene implicaciones regionales, especialmente en lo que respecta a las relaciones con Irán y las dinámicas geopolíticas en Asia Central.


Conclusión

El atentado en Quetta es un recordatorio de la fragilidad de la situación en Baluchistán, donde la combinación de marginación económica, conflicto separatista y presencia de actores internacionales ha creado un caldo de cultivo para la violencia. Mientras el gobierno central promete combatir el terrorismo, las demandas de las comunidades locales siguen sin ser abordadas de manera efectiva, alimentando el ciclo de tensión y conflicto.

El desafío para Islamabad será encontrar un equilibrio entre la seguridad y el diálogo, asegurando que las soluciones no solo sean militares, sino también políticas y sociales. Sin embargo, mientras persista la exclusión de Baluchistán de los beneficios económicos y el desarrollo, la región seguirá siendo un foco de inestabilidad en Pakistán.

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