RÍO DE JANEIRO, 12 de marzo.— La inflación en Brasil registró un fuerte incremento en febrero, alcanzando una tasa interanual del 5,06%, según datos divulgados este miércoles por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Este aumento rompe con dos meses consecutivos de desaceleración y se aleja del techo de la meta oficial para este año, que está fijado en el 4,5% anual.
El Salto Mensual: El Mayor Desde 2003
El Índice Nacional de Precios al Consumidor (IPC) subió 1,31% en febrero respecto al mes anterior, marcando el mayor incremento para un mes de febrero desde 2003, cuando la inflación mensual fue del 1,57% durante el inicio de la primera presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. Este repunte contrasta significativamente con el 0,16% registrado en enero, lo que refleja una aceleración preocupante en los precios.
Entre los factores que impulsaron esta escalada destacan:
- El aumento del 16,8% en las tarifas de electricidad residencial, principal contribuyente al alza mensual.
- Educación, con un incremento del 4,7% debido a ajustes típicos de inicio de año escolar.
- Alojamiento, que subió un 4,44%, afectado por aumentos en alquileres y servicios relacionados.
Por otro lado, sectores como vestuario no mostraron variación significativa, mientras que gastos personales registraron un modesto incremento del 0,13%.
Los Alimentos: Una Preocupación Persistente
El alza de los precios de los alimentos sigue siendo una de las principales preocupaciones del gobierno de Lula. Aunque el incremento mensual en este rubro se moderó ligeramente desde el 0,96% en enero hasta el 0,7% en febrero, productos clave como la carne continúan presionando los bolsillos de los consumidores. Según el IBGE, el aumento de los alimentos responde a factores como condiciones climáticas adversas, problemas en la producción y fluctuaciones en el tipo de cambio.
“Este escenario de empeoramiento de la inflación ocurre en medio de presiones sobre los precios de algunos alimentos, especialmente la carne, una actividad económica intensa y una fuerte subida del dólar,” advirtió recientemente el Banco Central de Brasil.
El Impacto Económico y la Respuesta del Banco Central
La aceleración de la inflación ocurre en un contexto de desaceleración económica. En el último trimestre de 2024, la economía brasileña creció apenas un 0,2% en comparación con los tres meses anteriores. Este enfriamiento obedece, en parte, al ciclo de alzas de las tasas de interés promovido por el Banco Central para controlar la escalada de precios.
En enero, el Banco Central elevó la tasa Selic en 100 puntos básicos, llevándola al 13,25% anual, y se espera que aplique un nuevo aumento de igual magnitud en su próxima reunión de política monetaria. Esta medida busca contener las expectativas de inflación y evitar una devaluación adicional del real brasileño, aunque tiene un impacto inevitable en el enfriamiento de la actividad económica.
“Una tasa real positiva de más de cinco puntos porcentuales ayuda a ponerle un techo a la inflación, pero también ralentiza el crecimiento,” explicó un analista financiero.
El mercado prevé que la tasa Selic cerrará 2025 en el 15% anual, aunque calcula que la inflación brasileña terminará el año en el 5,68% acumulado.
Cambios en el Banco Central: Gabriel Galípolo en el Cargo
En enero de 2025, Gabriel Galípolo, designado por Lula, asumió la presidencia del Banco Central, sucediendo a Roberto Campos Neto, quien había sido nombrado durante el gobierno de Jair Bolsonaro. Galípolo enfrenta la difícil tarea de equilibrar la independencia del banco con las presiones políticas del gobierno actual.
Durante 2024, Lula cuestionó públicamente la gestión de Campos Neto, acusándolo de no demostrar “capacidad de autonomía” y de actuar como un “adversario político-ideológico”. Este episodio generó temores sobre la independencia del Banco Central, aunque la institución mantiene formalmente su autonomía operativa tras la ley aprobada en años anteriores.
El Contexto Internacional y Fiscal
El aumento de la inflación en Brasil también está influenciado por factores externos, como la subida del dólar y la incertidumbre en el escenario internacional. Además, la situación fiscal del país sigue siendo un punto crítico, con déficits persistentes que limitan la capacidad del gobierno para implementar políticas expansivas sin generar presiones adicionales sobre los precios.
Conclusión: Un Escenario Complejo
La inflación en Brasil ha vuelto a niveles preocupantes, superando el techo de la meta oficial y alejándose de las expectativas del gobierno. Mientras el Banco Central aplica medidas drásticas para controlar los precios, estas tienen un costo económico significativo, ralentizando el crecimiento y afectando a sectores vulnerables de la población.
El desafío para Lula y su equipo será encontrar un equilibrio entre garantizar la estabilidad macroeconómica y atender las demandas sociales de una población que enfrenta dificultades crecientes.
“El aumento de la inflación es un golpe duro para las familias brasileñas, especialmente para las más vulnerables. El gobierno deberá actuar con cautela para no comprometer aún más la recuperación económica,” concluyó un economista consultado por EFE.
Mientras tanto, los ojos están puestos en las próximas decisiones del Banco Central y en cómo evolucionará la economía brasileña en uno de los momentos más complejos de su historia reciente.