Ciudad Juárez, México, 22 de diciembre. Las condiciones económicas y sociales en la frontera entre México y Estados Unidos han llevado al abandono de adultos mayores estadounidenses en asilos mexicanos, especialmente en la ciudad de Ciudad Juárez, Chihuahua. Este fenómeno se ha intensificado durante la temporada navideña, una época que suele resaltar el aislamiento y la soledad de quienes enfrentan esta situación.
Los elevados costos de los asilos en Estados Unidos, particularmente en Texas, han empujado a muchas familias a trasladar a sus seres queridos al otro lado de la frontera, donde los servicios son significativamente más accesibles. En estos establecimientos, los ancianos, tanto estadounidenses como mexicanos, conviven con sentimientos de nostalgia y abandono, alejados de sus familias.
Una Navidad marcada por la soledad
En los pasillos fríos del asilo Senecú, los residentes pasan las fiestas con la esperanza de recibir visitas que pocas veces llegan. Guadalupe Gómez, una de las residentes, expresó su deseo de regresar a su hogar en Ciudad Juárez, ya que las visitas de su familia son esporádicas.
“Es difícil estar aquí porque mi hijo solo viene cada 15 días. A mi sobrina y a mi nieta no las veo”, lamentó.
La misionera Julia Ávila Rodríguez, quien trabaja en el asilo, destacó que muchas personas mayores son abandonadas por diversas razones, desde problemas económicos hasta la falta de una red familiar de apoyo. Aunque algunos reciben visitas ocasionales, el aislamiento emocional sigue siendo una constante.
Reflexión y un llamado al respeto
Durante estas fechas, los adultos mayores hacen un llamado a la reflexión sobre la importancia de la familia y el tiempo compartido. Fabiola Álvarez, otra residente, expresó su anhelo de recibir visitas de sus hermanos:
“Mi regalo más hermoso sería que mi hermana viniera a verme o alguno de mis familiares. Tengo cuatro hermanos y cuatro hermanas”.
El personal y los voluntarios del asilo hacen esfuerzos por alegrar a los residentes, destacando la resiliencia como una herramienta clave para adaptarse a las nuevas circunstancias. Óscar Aguayo, jefe de enfermeros, explicó que aunque la adaptación suele tomar alrededor de un mes, las visitas familiares tienen un impacto inmediato y positivo en los ancianos.
Una luz en medio de la adversidad
A pesar del abandono, hay momentos de esperanza. Las pocas visitas que reciben y los pequeños regalos traen alegría a los residentes, especialmente en estas fechas.
“Hemos estado bendecidos. En estas fechas vienen familiares y les traen su ‘presentito’, lo que los hace muy felices”, comentó Aguayo.
Mientras tanto, organizaciones y voluntarios continúan trabajando para mejorar la calidad de vida de estos adultos mayores, subrayando la necesidad de fomentar una cultura de respeto y cuidado hacia las personas de la tercera edad, tanto en México como en Estados Unidos.