Toronto (Canadá), 8 sep.- La interpretación de Andrew Garfield y Florence Pugh en la tragicomedia romántica We Live in Time, dirigida por John Crowley y recientemente presentada en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), ha dejado encantada a la crítica. En una entrevista con EFE, los dos actores británicos demostraron que la química que muestran en pantalla es auténtica.
En la película, Crowley juega con una estructura temporal creativa para narrar la relación entre Almut (Pugh), una exitosa chef, y Tobías (Garfield), un modesto ejecutivo de una compañía de alimentos. A lo largo de los años, la pareja vive un romance que, inevitablemente, enfrenta la cuenta regresiva de su tiempo juntos.
El director irlandés, conocido por filmes como Boy A (2007) y Brooklyn (2015), destacó la conexión inmediata entre Garfield y Pugh desde su primer encuentro. Esa compenetración es evidente en cada escena, donde los actores lograron construir una relación sólida tanto dentro como fuera del set.
Durante la entrevista, ambos actores hablaron sobre el apoyo mutuo que se brindaron en las escenas más íntimas y vulnerables. “Trabajar con alguien a quien admiro y con quien puedo colaborar de manera profunda es lo que más disfruto”, comentó Garfield, agregando que el trabajo con Pugh fue una experiencia simbiótica en la que ninguno se sintió amenazado por el otro.
Pugh también compartió sus sentimientos al respecto, afirmando que “no hay nada más poderoso que querer ser el mejor para alguien, ya sea en tu actuación o en crear algo grandioso juntos”. Según la actriz, desde el principio compartieron la voluntad de apoyarse mutuamente, lo que les permitió llevar su trabajo al límite y lograr escenas cargadas de emoción.
Esa conexión emocional fue clave en algunas de las secuencias más intensas de la película, como la escena en la que Almut da a luz en una gasolinera, o el momento en que Tobías le corta el pelo a su pareja, grabada en una sola toma y en la que Pugh realmente fue rapada.
Recordando la escena del parto, Pugh confesó que, a pesar de lo incómodo que podía haber sido rodar en una gasolinera, la confianza mutua les permitió concentrarse únicamente en sus actuaciones. “Para cuando filmamos eso, estábamos tan en nuestro propio mundo que no me sentí avergonzada ni asustada. Me sentía protegida y segura”, relató la actriz.
Garfield, por su parte, bromeó sobre la responsabilidad de rapar la cabeza de Pugh, diciendo que estaba nervioso porque “el área craneal de Florence Pugh, un tesoro nacional e internacional, estuvo bajo mi jurisdicción durante un tiempo. Cualquier cosa podía pasar”, dijo con humor.
La fuerte relación profesional entre Garfield y Pugh ha sido un factor crucial para que We Live in Time se haya convertido en una de las películas más comentadas del TIFF, mostrando cómo la química entre dos actores puede elevar una historia a nuevas alturas de vulnerabilidad y conexión emocional.