Caracas, 28 Oct.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó este lunes la suspensión inmediata de los acuerdos energéticos de gas con Trinidad y Tobago, tras denunciar lo que consideró una amenaza directa de la primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, de convertir a su país en un “portaaviones” de Estados Unidos contra Suramérica. La decisión se produce en medio de un aumento del despliegue militar estadounidense en el Caribe, incluyendo la llegada del destructor USS Gravely a Puerto España para ejercicios navales.

Maduro explicó que la medida es cautelar y temporal, y adelantó que ha solicitado recomendaciones al Consejo de Estado, al Tribunal Supremo de Justicia y a la Asamblea Nacional para implementar una medida “estructural” que aún no detalló. Aseguró que la cooperación con Trinidad y Tobago, suscrita inicialmente en 2015, había sido mantenida con “ilusión” y como un gesto de hermandad y solidaridad bolivariana, pero que la supuesta amenaza de Persad-Bissessar lo obligó a tomar esta acción.

La vicepresidenta ejecutiva y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, señaló que propondrá al mandatario la denuncia inmediata del acuerdo marco de cooperación energética, el cual fue renovado automáticamente en febrero de este año por cinco años más. Este convenio incluía la explotación de yacimientos conjuntos de gas, desarrollo de infraestructuras y ejecución de proyectos de hidrocarburos.

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Extranjeros de Trinidad y Tobago aclaró que los ejercicios militares de la Armada estadounidense no buscan hostilidades contra Venezuela, sino apoyar la lucha contra el narcotráfico, fomentar la cooperación en seguridad y asistir en operaciones humanitarias en la región. Sin embargo, el Gobierno venezolano calificó el despliegue como una provocación militar, acusando a la CIA de intentar justificar un ataque mediante un supuesto “autoataque” contra el destructor estadounidense.

Maduro aseguró que el gobierno de Persad-Bissessar conocía los planes de la CIA y que un grupo de mercenarios financiados por la agencia estadounidense fue detenido, descubriendo lo que el mandatario llamó un plan de autoataque para justificar una agresión a Venezuela. En su mensaje, insistió en que Estados Unidos busca apoderarse de los recursos energéticos y territorios venezolanos, y calificó a la primera ministra trinitense como “alcahueta y propulsora de la guerra”.

El presidente venezolano enfatizó que la decisión de suspender los acuerdos energéticos es una medida necesaria para proteger los intereses estratégicos del país frente a lo que considera una maniobra de intervención estadounidense en el Caribe, y aseguró que pronto se adoptarán acciones adicionales para garantizar la soberanía de Venezuela y la seguridad de sus recursos naturales.

Este anuncio marca un nuevo episodio de tensión entre Caracas, Puerto España y Washington, en un contexto de despliegue militar en la región y acusaciones mutuas de provocaciones y amenazas geopolíticas que podrían afectar la cooperación energética y la estabilidad regional.

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