Ohio, 7 OCT 2025 — Un informe forense de la Wright State University, presentado durante el Congreso Clínico 2025 del American College of Surgeons (ACS) en Chicago, reveló que el 42% de los conductores fallecidos en accidentes de tránsito entre 2019 y 2024 tenía niveles elevados de THC en sangre, el principal componente psicoactivo del cannabis. Este hallazgo coincide con un periodo de creciente legalización recreativa de la marihuana en diversos estados de Estados Unidos, incluyendo Ohio desde 2023, y alimenta el debate sobre el impacto del consumo de cannabis en la seguridad vial.

El estudio analizó 246 autopsias de conductores fallecidos en el condado de Montgomery, detectando un promedio de 30,7 ng/mL de THC en sangre, cifra que supera ampliamente los límites legales de la mayoría de los estados, que oscilan entre 2 y 5 ng/mL. Según los investigadores, este nivel indica un consumo cercano al momento del accidente, lo que reduce significativamente la capacidad de reacción, coordinación motora y juicio crítico al volante.

Efectos del THC en la conducción
El informe subraya que incluso niveles inferiores a los límites legales pueden afectar habilidades esenciales para conducir, incrementando el riesgo de colisiones graves o fatales. El Dr. Akpofure P. Ekeh, responsable del estudio, afirmó: “El THC afecta la capacidad de respuesta frente a estímulos inesperados, y estas alteraciones pueden durar varias horas, aun cuando la sensación de euforia desaparezca”.

Los investigadores destacan que la potencia de los productos de cannabis ha aumentado en la última década, incluyendo aceites concentrados y comestibles, lo que complica estimar con precisión la intoxicación y el tiempo de efecto en los conductores. Esto genera un desafío adicional para la fiscalización y regulación.

Regulación del THC y desafíos legales
Las leyes sobre THC al conducir varían significativamente entre estados. En Ohio y Nevada, el límite es de 2 ng/mL, mientras que en Colorado y Washington asciende a 5 ng/mL. Algunos estados aplican tolerancia cero, donde cualquier concentración detectable puede derivar en sanciones. A diferencia del alcohol, la metabolización del THC es más compleja, con efectos muy dependientes del historial de consumo y la biología individual, lo que dificulta establecer un criterio uniforme para determinar la conducción bajo influencia.

Impacto y recomendaciones
El ACS y los investigadores recomiendan campañas educativas similares a las desarrolladas contra el alcohol, combinadas con fiscalización estricta y capacitación de policías y médicos forenses en detección de drogas. Subrayan que informar solo sobre los límites legales no es suficiente: es necesario comunicar el riesgo real y tangible de conducir tras consumir cannabis.

Además, el estudio sugiere profundizar en la investigación de efectos combinados, como el consumo simultáneo de alcohol y cannabis, que puede multiplicar los riesgos más allá de los efectos individuales.

Consecuencias para la seguridad y la salud pública
Los altos niveles de THC detectados en conductores fallecidos representan un reto para la seguridad vial, la carga hospitalaria y los costos sociales y económicos asociados a los accidentes. Cada siniestro genera impactos directos en los servicios de emergencia, atención médica y familias afectadas.

Las autoridades sanitarias de Ohio y la Wright State University planean continuar monitoreando los casos y actualizar los reportes públicos, mientras que organizaciones nacionales debaten la implementación de criterios estandarizados para prevenir accidentes viales relacionados con el consumo de cannabis.

Este informe refuerza la necesidad de políticas integrales que combinen educación, fiscalización y regulación ajustada a los cambios sociales y científicos, ante un escenario donde la legalización del cannabis sigue avanzando en Estados Unidos.

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