Washington, 7 OCT 2025 — Los ciudadanos de América Latina continúan enfrentando obstáculos significativos para obtener visas estadounidenses, reflejados en las elevadas tasas de rechazo que afectan a varios países de la región.
Entre los permisos más solicitados se encuentran las visas B1 y B2, que permiten estancias temporales de hasta 180 días por motivos de negocios o turismo, y representan la puerta de entrada más habitual a Estados Unidos. Sin embargo, obtenerlas no es sencillo.
Las solicitudes pueden ser rechazadas por diversas razones: dificultades para demostrar el cumplimiento de los requisitos establecidos por las autoridades consulares, ausencia de documentación clara sobre el motivo del viaje, falta de vínculos sólidos con el país de origen o incapacidad para acreditar recursos económicos suficientes.
Exceder el tiempo de estadía autorizado constituye una violación de los términos de la visa y puede derivar en su cancelación inmediata. Las sanciones por estas infracciones son severas: la suspensión de la visa puede implicar una prohibición de 3, 5 o incluso 10 años para solicitar nuevamente el documento, con el objetivo de disuadir a los viajeros de violar las normas migratorias.
El impacto de estas políticas es particularmente notable en América Latina, donde el ranking de países con mayores tasas de rechazo muestra diferencias significativas entre naciones. Los consulados estadounidenses en la región continúan evaluando cada caso con rigurosidad, priorizando la presentación completa y coherente de la documentación por parte de los solicitantes.
Analistas migratorios señalan que la situación también refleja la estrategia estadounidense de control de fronteras y flujo migratorio temporal, lo que aumenta la presión sobre los solicitantes latinoamericanos que buscan viajes cortos por negocios o turismo. La recomendación general es preparar meticulosamente la solicitud y contar con pruebas sólidas de vínculos con el país de origen, para minimizar el riesgo de rechazo y posibles sanciones futuras.
El escenario plantea un desafío creciente para quienes dependen de estas visas para actividades profesionales, académicas o familiares, manteniendo la incertidumbre sobre el éxito de sus solicitudes y el futuro de sus viajes a Estados Unidos.