LA PAZ, Bolivia, 17 Agosto.- Bolivia celebra este domingo unas elecciones cruciales que podrían significar el fin de la izquierda en el poder tras casi dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), en medio de la peor crisis económica en 40 años, marcada por la escasez de combustibles y el alza descontrolada de los alimentos.

La jornada electoral estuvo marcada por incidentes. En Cochabamba, afuera del colegio donde debía votar Andrónico Rodríguez, candidato del bloque izquierdista Alianza Popular y pupilo de Evo Morales, se detonó un cartucho de dinamita. Más tarde, Rodríguez fue agredido con piedras y empujones, lo que lo obligó a retirarse escoltado. Pese al ataque, el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Oscar Hassenteufel, aseguró que “el proceso avanza con normalidad”.

En contraste, los favoritos según las encuestas, los opositores de derecha Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga, emitieron sus votos llamando a la calma. Doria Medina prometió “salir de la crisis de manera pacífica y democrática”, mientras que Quiroga instó a “cambiar la historia del país” en una votación sin violencia.

Bolivia se enfrenta a un escenario incierto, ya que ningún candidato lograría el porcentaje necesario para imponerse en primera vuelta. Según los sondeos, el país se encamina a un balotaje el próximo 19 de octubre, en el que se definirá el rumbo político.

Evo Morales, fuera de carrera pero aún influyente

El exmandatario Evo Morales, excluido de los comicios, llamó a votar nulo y sus seguidores amenazaron con bloquear rutas desde el Chapare, región donde se refugia para evitar una orden de arresto por un presunto caso de abuso de una menor durante su presidencia. Morales acudió a las urnas pero no declaró si anuló su voto.

El actual presidente Luis Arce, también marginado de la contienda, aseguró que entregará el poder en una “transición democrática ordenada” y pidió unidad para enfrentar la crisis.

Contexto regional y participación internacional

La elección boliviana sigue la tendencia regional de ascenso de la derecha, como sucedió en Argentina con Javier Milei y en Ecuador con Daniel Noboa. Bolivia, dueña de las mayores reservas de litio del mundo, podría sumarse a ese giro político.

Más de 7,9 millones de bolivianos están habilitados para votar en 34.000 mesas, con 25.000 policías desplegados. En el exterior, 369.000 ciudadanos emitirán su voto en países como Argentina, Chile, España, Brasil y Estados Unidos. La Unión Europea desplegó 82 observadores y la OEA 87 para garantizar la transparencia del proceso.

El MAS nunca más, mi voto es por el cambio”, expresó Rosario Cartagena, profesora de 42 años en La Paz, reflejando el sentir de una parte de la población que responsabiliza a la izquierda por la crisis actual.

De confirmarse las proyecciones, Bolivia estaría al borde de su mayor cambio político en dos décadas, con un futuro que podría reconfigurar tanto su economía como su rol estratégico en la región.

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