El Neuropsiquiatra Gabriel de Erausquin Asegura que el SARS-CoV-2 Fue Creado en un Laboratorio Chino

“Ahora se sabe quién lo financió”

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BUENOS AIRES, 28 de abril.- El neuropsiquiatra argentino Gabriel de Erausquin afirmó que el virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia de COVID-19, fue creado artificialmente en un laboratorio chino. Según De Erausquin, el virus es “sintético” o “semisintético”, y su naturaleza artificial fue advertida inicialmente por la viróloga china Li Meng Yan, quien posteriormente se refugió en California, Estados Unidos, debido a supuestas amenazas del régimen chino.


El Origen Artificial del Virus: Las Hipótesis de De Erausquin

En declaraciones al diario La Nación, el especialista explicó que una publicación inicial realizada por un grupo de científicos chinos en Shanghái ya señalaba que la proteína del virus era “semisintética”. Esta hipótesis fue confirmada en 2020 por dos equipos de investigación independientes, uno en Holanda y otro en el Reino Unido, que llegaron a conclusiones similares sobre la manipulación genética de la proteína del SARS-CoV-2.

“El SARS-CoV-2 es un virus sintético. Apenas iniciada la pandemia, hubo una publicación de un grupo chino de Shanghái que ya mostraba que la proteína del virus era semisintética, es decir, creada en un laboratorio. Y eso se confirmó ese mismo año, a través de dos grupos que trabajaban uno en Holanda y otro en Reino Unido, que llegaron a la misma conclusión”, indicó De Erausquin.

El científico también mencionó que la viróloga Li Meng Yan, quien alertó sobre el origen artificial del virus, tuvo que huir de China para salvar su vida, tras enfrentar presiones y amenazas del gobierno chino.


Un Escape Involuntario del Laboratorio de Wuhan

De Erausquin sostuvo que el virus habría sido diseñado como parte de un proyecto para desarrollar una vacuna contra enfermedades relacionadas con el coronavirus. Sin embargo, debido a las “condiciones desastrosas de bioseguridad” en el Instituto de Virología de Wuhan, el virus escapó accidentalmente, dando inicio a la pandemia global.

“Pienso que los chinos trataban de desarrollar un virus humanizado para hacer una vacuna y se les escapó. Las condiciones de bioseguridad del laboratorio de Wuhan eran desastrosas. Ahora se sabe quién lo financió y quiénes fueron los investigadores”, afirmó el neuropsiquiatra.

Según De Erausquin, esta información está disponible en el sitio web oficial de la Casa Blanca, aunque reconoció que aún no se ha esclarecido completamente cómo el virus comenzó a circular entre la población general.


Impacto Global de la Pandemia

Entre 2020 y 2021, la pandemia de COVID-19 dejó un saldo de aproximadamente 15 millones de muertes en todo el mundo, según datos de las Naciones Unidas. Además, millones de personas han experimentado secuelas prolongadas conocidas como “long COVID”, que incluyen fatiga extrema, problemas de memoria, pérdida del olfato y otros síntomas neurológicos.


Secuelas Neurológicas del “Long COVID”

El equipo liderado por De Erausquin ha investigado las consecuencias neuropsiquiátricas del SARS-CoV-2, encontrando una relación genética entre el “long COVID” y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Según sus hallazgos, ciertos individuos portan una susceptibilidad genética que los hace más propensos tanto a desarrollar síntomas prolongados tras la infección como a presentar manifestaciones tempranas del Alzheimer.

Uno de los estudios más recientes, publicado este año en la revista Frontiers in Aging Neuroscience, analizó a más de 3.500 adultos de ocho países y mostró que factores como la gravedad de la infección, la edad avanzada y la pérdida del olfato influyen significativamente en el desarrollo de problemas cognitivos posteriores a la enfermedad.

Entre los principales efectos cognitivos observados destacan:

  • Pérdida persistente del olfato (anosmia).
  • Deterioro de la memoria de corto plazo.
  • Dificultades para organizar tareas cotidianas (afectando la función ejecutiva).
  • Problemas para recordar palabras o nombres.

Los investigadores también descubrieron que entre el 10% y el 35% de las personas que superan una infección por COVID-19 experimentan síntomas persistentes, especialmente en adultos mayores, donde el riesgo de desarrollar declives cognitivos similares a la demencia se duplica.


El Acceso del Virus al Cerebro

El estudio sugiere que el virus accede al cerebro a través del sistema olfativo, desencadenando una inflamación que afecta áreas relacionadas con el sistema límbico y otras regiones cerebrales clave. Esta inflamación puede causar disminución del volumen cerebral y alteraciones neurodegenerativas, contribuyendo al deterioro cognitivo observado en pacientes con “long COVID”.

“La pérdida del sentido del olfato (anosmia), un síntoma temprano de la infección y rasgo también asociado a enfermedades neurodegenerativas, podría ser clave en la conexión entre el COVID-19 y el deterioro neurológico”, explicó De Erausquin.


Investigación Internacional y Futuro

El interés de De Erausquin en las secuelas neuropsiquiátricas del SARS-CoV-2 surgió durante una reunión de expertos organizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Nueva Delhi, India, al inicio de la pandemia. En ese contexto, se impulsaron estudios longitudinales internacionales para observar los efectos a largo plazo del virus en la salud mental y cognitiva.

Así nació el Alzheimer’s Association Consortium on the Neuropsychiatric Sequelae of SARS-CoV-2 (CNS SARS-CoV-2), un consorcio que sigue produciendo evidencia sobre las consecuencias neurológicas de la pandemia.


Conclusión: Un Debate Controversial

Las declaraciones de Gabriel de Erausquin sobre el origen artificial del SARS-CoV-2 reavivan un debate que ha dividido a la comunidad científica desde el inicio de la pandemia. Mientras algunos investigadores respaldan la hipótesis del escape de laboratorio, otros defienden la posibilidad de un origen zoonótico natural.

Independientemente del origen del virus, los efectos devastadores de la pandemia y sus secuelas prolongadas subrayan la necesidad de priorizar la investigación en salud cerebral para mitigar los impactos a largo plazo del “long COVID” y avanzar en el tratamiento y prevención de enfermedades neurodegenerativas.

Como concluyó De Erausquin: “Ahora sabemos mucho más sobre cómo el virus afecta el cerebro, pero aún queda mucho por descubrir. La clave está en seguir investigando para proteger a las generaciones futuras.”

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