BOGOTÁ, 18 enero.- Las fuerzas militares colombianas anunciaron el despliegue de refuerzos en el noroeste del país, en respuesta a una escalada de violencia atribuida al Ejército de Liberación Nacional (ELN) que ha dejado un saldo de víctimas aún indeterminado. Esta ofensiva busca contener las acciones del grupo guerrillero, que mantiene enfrentamientos con una disidencia de las extintas FARC por el control de territorios estratégicos en el Catatumbo, una región fronteriza con Venezuela y clave para el narcotráfico.
Consecuencias y reacciones del gobierno
Los enfrentamientos recientes llevaron al presidente Gustavo Petro a suspender los diálogos de paz con el ELN, acusando al grupo de no tener “ninguna voluntad de paz”. Según reportes oficiales y organizaciones de derechos humanos:
- Defensoría del Pueblo: Estima al menos 30 muertos y 10 heridos en los enfrentamientos.
- Delegación gubernamental: Confirma 20 fallecidos en la zona.
El almirante Francisco Cubides, comandante de las Fuerzas Militares, condenó las acciones del ELN, calificándolas de terrorismo que vulnera los derechos humanos y afecta a la población civil, así como al sector productivo de la región.
Impacto en la población y respuesta militar
La situación ha generado incertidumbre y temor entre los habitantes de la región. José del Carmen Abril, líder social en el Catatumbo, denunció ser blanco del ELN debido a su trabajo en la inserción de excombatientes de las FARC, afirmando que su vida corre peligro.
Mientras tanto, el consejo de seguridad liderado por el presidente Petro en Tibú analiza posibles medidas para estabilizar la zona, aunque no se han anunciado nuevas decisiones al respecto.
Historia del conflicto con el ELN
El ELN, fundado en 1964 con inspiración en la revolución cubana, ha intentado sin éxito alcanzar acuerdos de paz en al menos seis ocasiones. Este nuevo episodio de violencia y la ruptura de las negociaciones reflejan la dificultad de encontrar soluciones sostenibles para el conflicto armado en Colombia.
La región del Catatumbo, por su ubicación estratégica y cultivos de coca, sigue siendo un epicentro de disputas entre grupos armados, lo que plantea enormes retos para la seguridad y la paz en el país.