Toronto, 31 oct.- El gobierno de Doug Ford ha ordenado a Toronto y a otros municipios de Ontario retirar todos los radares fotográficos antes del 14 de noviembre, tras la aprobación de un nuevo proyecto de ley impulsado por el ministro de Transporte, Prabmeet Sarkaria, quien calificó estos dispositivos como “ineficaces” y “una forma encubierta de recaudar dinero a costa de los automovilistas”.

“Estos radares no hacen que nuestras carreteras sean más seguras. Los conductores reciben la multa semanas después del exceso de velocidad, cuando ya no tiene ningún efecto disuasorio”, afirmó Sarkaria, reiterando que los infractores suelen recibir la multa por correo tres semanas después de haber cometido la falta.

El primer ministro Doug Ford fue aún más tajante al señalar que los radares “no son una herramienta de seguridad vial, sino un impuesto disfrazado contra los conductores”, reafirmando así su compromiso de eliminar medidas que, a su juicio, castigan injustamente a los ciudadanos.

La decisión ha generado una fuerte polémica en la Ciudad Reina, donde la alcaldesa Olivia Chow ha defendido públicamente que los radares fotográficos “salvan vidas” y ayudan a reducir la velocidad en zonas de alto riesgo, especialmente en áreas escolares y calles residenciales. Actualmente, Toronto cuenta con 150 radares fotográficos activos, instalados precisamente en estos puntos críticos.

“Eliminar los radares sin un plan alternativo pone en riesgo la seguridad de nuestros niños y peatones”, advirtió Chow, recordando que los dispositivos han demostrado eficacia en disminuir los accidentes por exceso de velocidad.

El gobierno provincial aseguró que tras la retirada de los radares se implementarán nuevas medidas de seguridad vial, como señales de tráfico reforzadas, reductores de velocidad y luces intermitentes en zonas escolares. No obstante, Sarkaria no ha fijado un cronograma ni asignado fondos concretos para apoyar a las ciudades en esta transición.

“Colaboraremos con las ciudades y, mientras tanto, contaremos con señalización temporal”, declaró el ministro el jueves, sin ofrecer mayores detalles sobre la ejecución del plan.

La oposición reaccionó con dureza. La líder del Nuevo Partido Democrático (NDP), Marit Stiles, acusó al gobierno de Ford de “actuar por ideología” y no por seguridad pública.

“Estoy muy preocupada. Si un niño resulta herido, será su culpa”, sentenció Stiles, exigiendo la creación de un plan de seguridad vial integral antes de desmontar los radares.

El debate sobre los radares fotográficos divide a Ontario desde hace años. Mientras que Europa y varias provincias canadienses los consideran una herramienta eficaz para salvar vidas, el gobierno conservador de Ford los califica como un “instrumento de recaudación disfrazado”.

Con el plazo límite del 14 de noviembre acercándose, municipios como Toronto enfrentan el desafío de garantizar la seguridad vial sin los radares y a la vez cumplir con la nueva ley provincial, en medio de un clima político cada vez más tenso entre la ciudad y Queen’s Park.

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