Ciudad Juárez (México), 9 Oct.- El cierre del gobierno federal de Estados Unidos comienza a tener un fuerte impacto en la frontera norte de México, especialmente en los cruces entre Ciudad Juárez y El Paso (Texas), donde la reducción de agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha generado filas kilométricas de vehículos y esperas de hasta seis horas, afectando gravemente la economía binacional.
El fenómeno, que se intensificó desde el fin de semana, ha ralentizado el tránsito de trabajadores, turistas y mercancías, un flujo vital para ambas ciudades. Según constató EFE, el menor número de agentes estadounidenses activos en las garitas responde a la falta de fondos derivada del cierre parcial de la administración federal, que ya entra en su segunda semana sin solución política a la vista.
Gerardo, un residente de Ciudad Juárez, expresó su preocupación por el impacto económico: “Estamos tardando mucho más tiempo en los cruces internacionales y eso nos afecta directamente. Somos una frontera con un flujo internacional enorme, tanto en turismo como en comercio exterior”, declaró al medio.
Otros automovilistas, como Cecilia, señalaron que la pérdida de tiempo desincentiva los viajes cotidianos: “A lo mejor la gente ya no vamos a venir porque es mucha la pérdida de tiempo. Son las filas muy largas”, comentó mientras esperaba avanzar hacia territorio estadounidense.
Una frontera vital paralizada
El comercio entre Ciudad Juárez y El Paso es uno de los más activos de toda la frontera México-EE.UU. Miles de personas cruzan diariamente para trabajar, estudiar o realizar compras. Sin embargo, las demoras actuales están afectando el intercambio comercial y los ingresos diarios de miles de trabajadores transfronterizos.
William, empleado en El Paso, lamentó que el traslado al trabajo se haya convertido en una odisea: “Estos tres días ha habido filas de tres, cinco y hasta seis horas. Ir al trabajo se ha vuelto más difícil y complicado”, relató.
Aunque en ciertas horas se registra un flujo algo más ágil, el panorama general sigue siendo crítico. Armando Valerio, residente de Juárez, recordó que los problemas fronterizos son recurrentes, pero esta vez la situación se ha agravado: “Toda la vida he vivido aquí y siempre ha habido retrasos, pero ahora con el cierre del gobierno se nota más. Aun así, la gente sigue cruzando por necesidad”.
Las autoridades locales advierten que las demoras podrían continuar mientras el cierre federal mantenga reducido el personal de control fronterizo. Ciudad Juárez, con más de 1,5 millones de habitantes, depende fuertemente de las exportaciones y del tránsito diario hacia Estados Unidos, por lo que una prolongación de la crisis podría tener efectos económicos severos para toda la región.